María José Navarro
Poliamor
En estos días he aprendido qué es el poliamor. Yo, en lo tocante al sexo, ya todo lo aprendo de lo que leo porque del roce recuerdo únicamente que se hacía con otra persona y se pasaba bien. Lo he aprendido gracias a Juan del Val y Nuria Roca que han reconocido abiertamente cuál es su modelo de pareja. Juan acaba de publicar «Parece mentira» donde cuenta, a través de su personaje, que tiene una relación abierta, y ellos mismos han decidido hacer público que no se trata de ficción, sino de su realidad. El neologismo, esto del poliamor, significa tener más de una relación. No me refiero a la típica infidelidad, a la canita al aire, al polvo de una noche, no. Por poliamor se entiende una suerte de inversión plural de sentimientos con varias parejas, con su tiempo invertido y con el conocimiento de todos los amores involucrados. Líbreme Dios de juzgar a Juan y a Nuria (a los que admiro profesionalmente y a los que no tengo el gusto de conocer) que pueden hacer con sus vidas lo que les apetezca, incluso hacerlo sabiendo que sus hijos ya pueden acceder a esa información, incluso contando una manera de vivir que a mí me parece que sólo debería pertenecerles a ellos, que forma parte de una privacidad que considero sagrada y que no hay necesidad de compartir con el resto. Llámenme rancia, antigua, llámenme lo que quieran, pero a mí es que estas cosas de pareja y de intimidad me dan mucho pudor verlas publicadas. No digo que no haga cada cual lo que le venga en gana, digo que me parece innecesario contarlo y exponer a tu pareja, a tus hijos y a tu entorno. Sé de otros casos de poliamor. Sé de casos de maridos que conviven con otras mujeres y que siguen manteniendo una estupenda relación con sus esposas. Sé, sobre todo, que el placer se agota, que se erosiona, que se acaba el calentón, que no se puede mantener eternamente la pasión, el enamoramiento. Todo eso lo sé, aunque sea soltera y nunca haya querido casarme. Precisamente por eso. Quizá los solteros seamos los últimos románticos, los que pensamos que aún no ha llegado esa persona que te haga abandonarlo todo para siempre, cualquier tentación que llame a tu puerta. O quizá sublimemos lo que la realidad se empeña en joder. Singles del mundo: Lo nuestro sí que es poliamor, coño.
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