Cástor Díaz Barrado
Por fin
La decisión que se tomó hace algún tiempo de que peruanos y colombianos no precisen visado para su entrada en el espacio de la Unión Europea se hará efectiva, por fin, en lo que queda de este año. Con ello se producirá una apertura que beneficiará particularmente a España y a las relaciones con el resto de Iberoamérica. Éste es, sin duda, el camino que se ha de seguir y es, con toda seguridad, el comportamiento al que está destinado la política de la Unión Europea si quiere ser efectiva. Al igual que se ha hecho en este caso, con Colombia y Perú, debemos iniciar el camino que nos conduzca a que los ciudadanos de otros países latinoamericanos no encuentren trabas a la hora de viajar a España. Se trata no sólo de profundizar en las relaciones económicas con estos países, lo que nos reportará beneficios, sino, también, de hacer realidad la existencia de una verdadera comunidad iberoamericana de naciones. Por ello el proceso liberalizador debe alcanzar a los campos de la cultura y la educación. Los responsables de la política española en asuntos exteriores y en materia de educación deben ponerse de acuerdo, de manera inmediata, para que se encuentren fórmulas que faciliten el intercambio de estudiantes entre España y el resto de países iberoamericanos. Ello supone avanzar en la dirección del universalismo, propia de los españoles a través de los siglos, y abandonar la senda de la fragmentación en las relaciones internacionales. Cada vez que un país latinoamericano tenga más facilidades en sus relaciones con la Unión Europea, mejor para España y mucho mejor para poner de relieve la intensa relación que nos une con una parte importante de América. Es urgente que nuestra política exterior se ponga a trabajar en cuestiones tan pragmáticas como permitir la entrada de latinoamericanos en territorio español y facilitar la realización en España de estudios de Secundaria y universitarios a los latinoamericanos.
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