Eurocopa 2016

¡Que vienen los rusos!

La Razón
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No hay más sordo que el que no quiere oír. Estaban avisados y en el Pierre Mauroy de Lille volvieron a entrar con bengalas. La UEFA, que sólo actúa si los actos vandálicos suceden dentro de los estadios, multó con 150.000 euros a la Federación Rusa por los incidentes que provocaron sus seguidores en el partido con Inglaterra. También advirtió de que expulsaría a la selección si el cuadro se repetía. Una bengala ardió. Quizá no sea suficiente para adoptar una medida tan drástica, pero serviría para aplacar los ánimos de otras aficiones que se sirven del fútbol para generar caos, terror y sangre.

Rusia organizará el Mundial dentro de dos años y ni sus seguidores ni sus gobernantes ni sus jugadores muestran una actitud ejemplar. Los futbolistas, porque después de empatar con Inglaterra y perder con Eslovaquia están al borde de la eliminación y quizá no sea necesario enviarles de vuelta a casa por vía administrativa. Los gobernantes, porque tratan de justificar a sus seguidores con argumentos demasiado pueriles a la luz de los hechos. Y los aficionados, los menos que son los más violentos, porque organizados en comandos sólo tienen un objetivo: reventar la Eurocopa. Y son éstos mucho más peligrosos que los del submarino Sprut, que encalló frente a las costas de un pueblecito de Nueva Inglaterra en plena Guerra Fría. Los rusos de Norman Jewison buscaban ayuda, no invadir Estados Unidos. Los que acuden a Francia buscan problemas, por mucho que Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores, insista en que es «inaceptable ignorar a los provocadores», que son los «hooligans». Llegados a este punto, el que faltaba, Greg Dyke, presidente de la Federación Inglesa, se pone estupendo, como amenazando con el «Brexit» antes del 23-J por los sucesos del sábado, y olvida que sus angelitos sembraron el caos en el Viejo Puerto de Marsella el jueves y el viernes, antes del grito crucial: «¡Que vienen los rusos!». Lo que hace falta es que se vayan, no sea que los turcos la líen con los españoles, aunque están avisados.