Alfonso Merlos

Rendición a medias

La Razón
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Ni se entrega al PSOE ni resiste frente al PSOE, sino todo lo contrario. Es el juego de Iglesias para hacer notar que tiene la sartén por el mango, para erigirse en el centro de atención de los pactos, para producir propaganda diaria y masiva, para demostrar que es el primero en manejar los tiempos que determinarán la formación de gobierno, para amagar sin golpear, para amenazar sin materializar. Estilo Podemos. Cien por cien.

Si tanta fuese la coherencia discursiva y programática de los chicos de las camisetas moradas, con los socialistas no habría nada que hacer ni que negociar; ni siquiera descolgarían el teléfono a Sánchez. Porque eso sería mezclar la nueva política con la vieja, la regeneración con la degeneración, el mensaje mesiánico y vivificante de los emisarios de Maduro en España con los derrotados postulados del partido del puño y la rosa.

Y, sin embargo, vemos cómo el Politburó podemita no quiere dejar pasar esta ocasión de oro para pillar poder a lo grande. Tensan la cuerda sin romperla. Intentan dividir a los socialistas colocando al otro lado de la raya a los inmovilistas barones y, a éste, a los abanderados del verdadero cambio.

Una partida de póker de libro. De una parte, apelan a las iniciativas de justicia social para paliar la presunta situación de emergencia que ha creado el PP, ganando así las simpatías de Pedro. De otra, le hacen sudar la gota gorda al todavía dueño de las llaves de Ferraz al no enterrar la propuesta de referéndum para Cataluña. Era lo esperado. La confusión. La inestabilidad. El aventurerismo. La frivolidad. La receta neocomunista en la que confluyen todos los ingredientes que, dadas las circunstancias, provocarán una mala digestión poselectoral. Con riesgo de envenenamiento. Al tiempo.