Respaldo merecido

Con el trabajo bien hecho. Así llegó Ignacio González a esta Casa de La Razón, en el ecuador de su mandato como presidente de la Comunidad de Madrid. El día que Esperanza Aguirre, toda una mujer "halcón"le cedió el puesto, este hombre de estupenda cabeza y aguante faraónico no lo tenía fácil. El tiempo ha demostrado que su buena gestión, un ambicioso plan de reformas y su titánica batalla cotidiana frente a una izquierda desatada, revelan la madera de un buen político y la sabiduría necesaria para convivir con una bicefalia de poder en Madrid. Nada baladí.

Allí estaban, para escuchar su discurso en defensa de las instituciones y símbolos perdurables, algunos que no se prodigan en este tipo de actos, como el Jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno. La gran dama presidenta del PP madrileño, Esperanza, de un morado carmesí rabioso, que acentúa una personalidad jamás perdida. La ministra Ana Mato, Javier Arenas y dos de los hombres mejor conocedores de las entrañas municipales, Manuel Cobo y José Manuel Berzal. Sin olvidar a Cristina Cifuentes, que en aras de la austeridad comentaba no tener siquiera presupuesto para arreglar las instalaciones de aire acondicionado en la Delegación del Gobierno. A eso se le llama apretarse el cinturón, en presencia de algunos alcaldes como Raúl López, de Coslada, y los ediles de Pozuelo y Alcorcón.

Altamente significativa la presencia del tejido económico. Juan Rosell, Arturo Fernández, Ignacio Garralda, Claudio Boada y Florentino Pérez configuran un plantel de insignes empresarios que definen a Madrid como una de las regiones más dinámicas de España, eficaz, competitiva y sostenible. Ignacio González gobierna frente a campañas demoledoras, pero mantiene sus principios. No quiso desvelar ambiciones de futuro y sólo se ciñó a su programa de gobierno y a los principios de su partido. En una tarde de calor sofocante, dejó ante todos el aire fresco de una excelente gestión y un respaldo merecido.