Cástor Díaz Barrado
Siempre preocupante
Se han sucedido una serie de hechos que plantean de nuevo la necesidad de que se acreciente la lucha internacional contra el terrorismo. El logro de la paz y del desarrollo en el conjunto del planeta no será posible si, previamente, los Estados no llegan al convencimiento de que es preciso combatir la violencia en todas sus formas y manifestaciones. Turquía ha recibido de nuevo el zarpazo de la violencia y en Irak el ataque a un mercado ha causado un número muy significativo de muertos. Todas son situaciones de dolor y de falta de humanidad. Asimismo, los terroristas que hace unos días cometieron sus acciones en Bangladesh lo único que pretendían era causar mucho daño. No hay causa que justifique el terrorismo y no hay motivos que lo justifiquen.
La comunidad internacional no debe acostumbrarse a que se produzcan actos de terror y, menos aún, los Estados deben consolarse pensando que, por esta vez, nos les ha tocado a ellos. Cada acto de terrorismo es un ataque a los valores y principios en los que se inspira la sociedad internacional en su conjunto y cuando un estado sufre el terror precisa de la solidaridad de todos los Estados del planeta. Combatir el terrorismo internacional es una labor de todos y, en ello, juega un papel decisivo acabar con la financiación de los grupos terroristas.
Hoy, Turquía, Irak y Bangladesh han sufrido la comisión de actos terroristas, pero, en el fondo, ha sido toda la comunidad internacional la que se ve no sólo amenazada, sino, también, atacada por hechos de esa naturaleza. Es una preocupación constante. No podremos avanzar en el logro de una sociedad internacional pacífica, estable y desarrollada si no ponemos término al terrorismo internacional. El dolor de quienes han sufrido los actos de terror debe ser el dolor de toda la comunidad internacional, que no debe permanecer impasible, sino que, por el contrario, debe actuar –y pronto– contra quienes propagan el sufrimiento.
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