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Siente un subsahariano a su mesa

Siente un subsahariano a su mesa
Siente un subsahariano a su mesalarazon

Hace ya más de cincuenta años Luis García Berlanga dirigía una de las más inmensas películas en la historia de nuestro cine, «Plácido». El guion surgió curiosamente de una campaña de la dictadura encaminada a promover la caridad cristiana en fechas señaladas como la Navidad: «Siente un pobre a su mesa». Y como habrán visto la película, huelga recordar que la acción humanitaria no acababa cuajando como inicialmente se había pretendido.

Viene esto a colación de algo que vuelve a estar de actualidad a propósito de las avalanchas de inmigrantes subsaharianos, que se incrementan día tras día, entre otras cosas porque tienen información de cuál es el momento idóneo para hacer el intento y de una serie de grupos y asociaciones alentados desde la irresponsabilidad de formaciones políticas no precisamente extraparlamentarias, que optan por la demagogia de un supuesto trágala humanitario frente a la honradez de asumir que nuestra capacidad de absorción de inmigrantes no es ilimitada.

Cuando representantes de algunas asociaciones pro derechos humanos, que por cierto se financian con subvenciones públicas, llegan a afirmar que el Estado español tiene capacidad más que sobrada para dar cabida a «esas criaturas», palabras textuales, se sitúan en la misma mojigatería que esas clases pudientes que durante el franquismo maquillaban su sentimiento de culpabilidad sentando a un pobre en su mesa. Hoy, algunas progresías se parapetan tras hipócritas alharacas humanitarias, pero guardan celosamente sus teléfonos, números de cuenta y domicilios, no vaya a ser que a alguien se le ocurra recordar la buena intención de aquella campaña franquista de los años 50 parodiada en el «Plácido» de Berlanga y en lugar de tenerlo a unos cuantos kilómetros, les sienten para contemplarlo más de cerca un subsahariano en su mesa.