
Cristina López Schlichting
Tontos por el ordenador

Bill Gates y Steve Jobs limitaron mucho a sus hijos el uso de ordenadores y dispositivos electrónicos. El fundador de Apple confesaba en 2010 que sus vástagos tenían prohibido el uso del iPad, que él había inventado. Y el de Microsof, declaró en 2007 que su hija mayor no empezó a usar la conexión a Internet hasta los diez años. El multimillonario y su mujer, Melinda, apenas dejaban que la niña jugase con el ordenador 45 minutos diarios. Gates explicaba a la Prensa que habían notado que los videojuegos la «ponían muy ansiosa». Es alarmante el número de padres que da por descontado que los videojuegos, o la manipulación de «gadgets» de todo tipo, es garantía de inteligencia. Se ven bebés manipulando tabletas y críos sometidos a los estímulos del ipad durante las comidas de los restaurantes. Apenas se han investigado los efectos de esta catarata en el desarrollo y está pendiente un debate sobre este asunto. El neuropsicólogo Álvaro Bilbao ha publicado esta semana el libro «El cerebro del niño explicado a los padres» y explica que la educación electrónica está modificando directamente la configuración cerebral de los críos. Bilbao relaciona el elevado índice de incidencia del trastorno de falta de atención e hiperactividad con los estímulos electrónicos excesivos. Estos son tan vigorosos, rápidos y llenos de color y sonido, que los chavales adictos acaban encontrando muy aburridas las aulas, donde a los profesores no se les ilumina la cabeza ni les salen rayos de colores de los brazos. Como barruntaba Bill Gates, los niños desarrollan ansiedad o problemas de sueño e interrumpen el mecanismo natural de aprendizaje y adaptación al medio, mucho más pausado. Este alarmante diagnóstico no está reñido con la incorporación de los computadores a las aulas, pero más de un país está revisando las edades de sustitución de los cuadernos por las tabletas. Para empezar, el último informe de la OCDE sobre enseñanza ha puesto de relieve que los países que, como España, han apostado por ellas, no han visto recompensados sus esfuerzos. Concretamente, nuestros estudiantes siguen rezagados con respecto a otros países que invirtieron menos en ordenadores y pizarras digitales. Es verdad que el profesorado no ha recibido la formación que reclama y que estamos en camino, pero también es cierto que no cabe fiar a la electrónica los resultados académicos. Francia llama en este sentido muchísimo la atención porque acaba de blindar la enseñanza primaria (de los 6 a los 12 años) recuperando los dictados diarios y el cálculo mental. El cambio entrará en vigor el curso próximo y responde a las demandas de los maestros, que se quejaban de que los niños no aprendían a manejar ni letras ni números correctamente. La prioridad de la ministra de Educación francesa, Najt Vallaud-Belkacem, es el dominio del francés, por lo que doblará el número de horas semanales de Lengua, actualmente diez. El dictado, los ejercicios numéricos mentales y las lecturas obligatorias formarán el eje diario de los escolares porque, según afirma la ministra: «Hay que practicar una pedagogía de entrenamiento cotidiano y repetición para consolidar los saberes más simples antes de desarrollar los más complejos».
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