Real Madrid
Tranquilidad y método
Zidane «moriría antes» que pedir perdón a «ése», a Materazzi, «sería deshonrarme». Un cabezazo para la posteridad; un gesto feo; reacción humana frente al insulto barriobajero, indigno de un profesional. Zizou es un tipo humilde, no un vengador, y se encuentra tan a gusto en el rol de entrenador que, aunque no tuviera otra cosa que hacer, rehuiría apuntarse al «casting» de «Yo soy la justicia» para interpretar el papel de Charles Bronson si hubiera un «remake». Mira a los ojos cuando habla, no se escabulle y transmite que la serenidad que exhibe en la sala de prensa forma parte de su decálogo en el vestuario. Por ahora juega con viento a favor, no ha ganado la Liga porque cuando cogió el equipo estaba perdida. La suerte le ha sonreído en los sorteos europeos y la ha aprovechado. Dio un volantazo y corrigió a tiempo el trompo de Wolfsburgo. Cinco meses después de aceptar el colosal reto de dirigir al Madrid, banquillo eléctrico, afronta la final de Champions con una serenidad muy recomendable.
Sabe cuál es su lugar, dónde está y a quién tendrá enfrente en San Siro. Igual que aborrece a Materazzi, con esa convicción que el paso del tiempo apuntala, ensalza la figura de Simeone. «Lo tiene todo –dice del técnico milagro– y yo, muchísimo que aprender». Es un recién llegado a esa cima cuya escalada plantea más complicaciones que el Everest, incluso desde el campamento base, y en la sala de prensa, donde algunos colegas siembran tempestades y enmierdan, sus declaraciones desprenden un aroma de sensatez que trascienden a la caseta. Ha conseguido la unidad del equipo y que los jugadores le sigan. Benítez siempre estuvo lejos del quorum. No obstante, su opinión choca con la de Cristiano. Si los futbolistas se vacían y pierden la final ante el Atlético, Zidane no considerará un fracaso la derrota, por dolorosa que sea; Ronaldo, alejado de la tranquilidad y del método de su entrenador, sí. Opiniones.
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