César Lumbreras
Vudú, voto y cariño
Un miembro del actual Gobierno va por ahí proclamando a los cuatro vientos que «soy la prueba evidente de que el vudú no existe o no funciona». Ese mismo ministro ha dicho que él «no está para dar cariño, todo el mundo lo sabe. Yo estoy para dar explicaciones de las otras, para los datos que digan que el país está creciendo. Esto de la piel, el cariño y la empatía lo dejo para otros». La verdad es que el personaje en cuestión es una mina de votos cada vez que abre la boca, pero no para su partido, sino para los que están en la oposición y quieren echar al PP de La Moncloa. Entre los votos que resta a su grupo y los que suma a los otros, menudo roto está haciendo el sujeto. Vamos, una joya. Quizás por este motivo, ese ministro ha sido rechazado por los responsables de su partido en Andalucía, que no han querido que apareciese en la última campaña electoral, a pesar de ser diputado por una de sus circunscripciones. De cara al futuro inmediato, las elecciones municipales y autonómicas, desde las distintas provincias piden a gritos que no vaya por allí. No conozco un líder autonómico o alcalde que quiera aparecer en un acto a su lado. Se puede entender lo que ha dicho sobre el cariño, pero lo que no tiene un pase es que haya sido el protagonista de dos importantes subidas de impuestos y, sobre todo, que apareciese por televisión riéndose cuando las anunciaba. Muchos ciudadanos lo recuerdan todavía y lo van a tener en cuenta a la hora de votar. Será su vudú particular, hecho, eso sí, con todo el cariño.
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