Cargando...

Alfonso Ussía

Y al fin, rico

No soy jugador. El azar me asusta. Entro en un casino, y me fijo en las inmensas arañas, las alfombras, los espejos, los grandes salones, y me pregunto: ¿Quiénes pagan todo ésto? Lo bueno es que me respondo: «Todos los que están jugando», y amarro mi nave en la barra, me trasiego un whisky y me largo. Tengo amigos que lo perdieron todo en el juego, y no conozco a ninguno que se haya enriquecido con la ruleta, el «black jack» o el póker. Se me dirá que García Pelayo, pero éste y su familia para vivir del juego tuvieron que estudiar más que para licenciarse en Caminos, Canales y Puertos. Me aburren las quinielas, la bonoloto y la primitiva. Se lo dice el padre a su hijo: «Manolito, ¿has echado ya la primitiva?»; «no, pero lo hago ahora mismo, papá. ¡Bisabuela, a la puta calle!». Y sólo juego, muy poco, en la Lotería de Navidad, que ha cumplido 205 años de edad, que no es pluma de colibrí ni cría de piojo.

No obstante, este año me voy a forrar. He decidido invertir lo poco que me permita ahorrar Montoro, en la Lotería de Navidad de Cataluña. A ver si me toca el «gros». Ya que el Gordo no ha tenido conmigo ni con mi suerte consideración alguna, es posible que el «gros» de Junqueras me saque de la penuria. Es de tontos no reconocer la nueva era que se abre en el juego de la lotería con la catalana de Navidad. Cinco euros cada billete y un potencial de siete millones de jugadores, los cuales se me antojan más que suficientes para arruinar a la invasora Lotería Nacional española, inexperta y falta de inversores en pos de la fortuna. Se dice que el «gros» se va a comer al viejo «Gordo» español, y que los beneficios de la «Grossa Cap D´Any» se destinarán a financiar proyectos sociales catalanes, como ayudar a Messi a pagar la multa de Hacienda, abrir nuevas embajadas, establecer el «Consulat Catalá» en Gibraltar y otros objetivos reivindicativos y nacionales que en este momento se escapan a mi imaginación. Los afortunados poseedores del billete premiado con el «gros», además de llevarse la pasta gansa, entrarán en la Historia de Cataluña con letras de oro y podrán disfrutar de un fin de semana para tres personas en el mejor hotel de «Madrit», con visita gratuita al Museo del Prado. De ser quien escribe uno de los afortunados, renunciaría en beneficio de la causa catalana a la estancia en el mejor hotel de «Madrit», porque como en la casa de uno no se vive en ninguna parte.

Creo sinceramente que el Gobierno autonómico de Mas se ha apuntado un tanto importante, imaginativo y que abre al mundo la imagen de la realidad de Cataluña. Se lo preguntaba años atrás el asesor del ministro de Hacienda de Holanda, Haans Van der Grooseen, a su gran amigo y magnífica persona, el asesor del ministro de Economía de Polonia Vladsky Falkowsky, durante la merienda anual que celebran en Bruselas: «¿Cuando crearán en Cataluña el "gros"de Navidad?». La respuesta no se ha hecho esperar, y Haans y Vladsky ya pueden respirar tranquilos. Jugarán en la «Grossa Cap D´Any» con toda seguridad, y estoy en condiciones de garantizarlo. En mi familia, son muchos los decepcionados por el «Gordo» navideño de la Lotería Nacional que se han mostrado dispuestos a viajar a Barcelona para asistir en directo al acto del sorteo, que se celebrará en el «Palau» de la Música si no se han llevado las butacas con anterioridad al evento. De no poder celebrarse en el Palau porque las butacas permanecen en casa de los Millet, el acto se celebrará en el «Palau Blaugrana», y las bolitas expedidas por el bombo serán cantadas por Llach, Rosell y Ramoncín, siempre dispuesto a colaborar con la causa independentista de Cataluña, que le toca muy de cerca. Repito para que no haya lugar a la confusión. Si no es en el «Palau» de la Música, será en el «Palau Blaugrana», no en el «Palau Sant Jordi», que con las prisas de última hora la gente se puede despistar y se me antojaría una gran injusticia que la muchedumbre ilusionada por el histórico certamen me responsabilice de la confusión. Apunten bien. «Palau Blaugrana» y no «Palau Sant Jordi» en el caso de que los Millet y CIU no hayan devuelto las butacas del «Palau» de la Música. ¿Correcto? ¿Han apuntado bien? En tal caso, no hay problema.

¡Qué nervios! ¡La «Grossa Cap D´Any»! ¡El «gros» en el alero! Me pinchan y no sangro.