María José Navarro
Yo, Leonor
Bueno, pues nada, que ya tenemos la Navidad encima. Imagino que me habrán visto en la foto que han mandado mis padres para felicitar y eso. Que estoy pa comerme viva, a pesar de que me cabe una pelea de perros entre los dientes. Tres mil euros ha calculao mi madre que va a costar ponerme eso en condiciones. Que es lo que yo le he dicho: a ver qué aparato me ponéis que sois capaces con tanta austeridad de colocarme una Singer. Un poco de dis- creción, que os conozco. Total, que ya estamos preparando el discurso y demás, que es que no se crean que lo nuestro no tiene misterio. Entre los gallos de mi padre, que hay que repetir doce veces para que salga bien, mi madre dando órdenes, las fotos que hay que ponerle detrás para que parezcamos una familia feliz, mi madre dando órdenes, que hay que estar el día que se graba como disecadas y sin dar gritos ni voces, mi madre dando órdenes y demás, estamos en un estrés de morirse. Y luego está la Nochebuena. Que Vds se creen que esto es fácil, pero se equivocan. Porque mi madre también ese día da órdenes. Para empezar, la cena tiene ensaladas divertidas. Ya vamos mal.
Cuando Altibajos dice divertido tú ya sabes que va a ser de arcada seca. Quinoa y esas mierdas que me dan un asco que me muero. Que si dónde sentamos al abuelo. Que si va a venir el abuelo o qué c*** pasa. Que si la abuela viene o se queda en Londres. Y mi madre dando órdenes. En fin, que menos mal que he hecho una carta a los Reyes Magos que rebosa por las esquinas porque si no me dan ganas de fugarme o de que mi madre, que da órdenes todo el tiempo, me mande al correccional inglés con el que me amenaza. ¿Les he dicho que da órdenes? ¿Sí?
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