María José Navarro
Yo, Leonor
He tomado una decisión importante: le voy a llevar yo a mi padre las relaciones públicas, hala. A mi madre ni se me ocurre proponérselo porque ya saben Vds que hay pocas cosas en el mundo que ella no pueda controlar. Por ejemplo, la obra completa de Kant me la borda. Si le llegan a preguntar a ella en el debate ese entre el coleta y el lindo catalanito, aún estamos allí aguantando la turra. Bueno, el caso es que me voy a ocupar yo de que mi padre se foguee y conozcan Vds la chispa borbónica que tiene escondida. Vamos a ver, campechano no es, porque esa virtud se la echó el abuelo por encima y no dejó ni una gota para el resto, pero su cosica graciosa tiene. Hay varias posibilidades. Que se me ponga a bailar al lado de dos hormigas de felpa. Ya hemos visto que el nivel no es muy alto y además mi padre es muy espigao. Que se me tire por un barranco con un rubio que te pone la cabeza como un bombo de lo que habla sin parar. Ahí vamos a salir bien porque mi padre ya está acostumbrado desde el «déjame hablar» a que le interrumpan. Ponerle a jugar al ping pong con un hombre con tirantes. Gana fijo y sin necesidad de decir «soy sexy». En casa no somos de decir tantas tontunas. Tocar la guitarra y cantar. Por ahí yo creo que no vamos a pasar, pero no por nada. Que coleta cante está muy bien siempre y cuando se eche una cremita en esas puntas. No es lo nuestro. A ver qué nos queda. Ah, sí, ir a comentar partidos de fútbol a la radio y que me meta dos mascás. Sin problema. Cualquier cosa menos ir a un debate. Se lo he dicho. Resultado: mi madre me ha dicho que me ahorre la carta a los Reyes. Que ya si eso tal. Gente más sossssa.
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