El trípode

Coronación de Carlos III, sin Bolaños

Sin duda esta coronación abre una nueva etapa en la Historia, pero no solo del Reino Unido

Hoy se celebra en Londres la solemne ceremonia de coronación de Carlos III como Rey, acompañado de su esposa Camila Parker-Bowles, que también será coronada con el título de «Reina consorte», cumpliendo con el deseo expresado por la propia Isabel II, zanjando de esta manera eventuales polémicas al respecto. Otra decisión sobre Camilla hubiera podido crear problemas políticos innecesarios al tener que reformarse la ley, debiendo someterse a debate previo en los países de la Commonwealth de los que el rey es el soberano, y varios entre los cuales –Canadá, Australia, etc.– son republicanos. Sin duda esta coronación abre una nueva etapa en la Historia, pero no solo del Reino Unido si nos atenemos al discurso del entonces Príncipe de Gales en el Foro de Davos de 2020. En plena pandemia, al ser el invitado de honor para pronunciar el discurso inaugural de aquella edición, lanzó el mensaje que ya está en la Historia global conocido como el «Big Reset» o «Gran Reinicio». Su alocución marcó un punto de inflexión en el relato de la de la conspiración, al considerarse que el covid había sido engendrado artificialmente para crear un estado de opinión que aceptara como oportuna y adecuada la teoría de la «nueva normalidad», surgida de ese gran reseteo, en la que «acabarás no teniendo nada, pero serás feliz». Recordemos que este foro convoca a las élites financiera, tecnológica y política que, sin ninguna legitimación democrática, dice al mundo lo que tiene que hacer para ser sostenible, constituyendo lo que conocemos como «Agenda 2030». Y siguiendo con las hipótesis conspiracionistas y sus contradictores negacionistas, la polémica se ha visto alimentada con el llamativo nombre elegido para denominar al operativo del protocolo diseñado para la coronación, que ni escogido adrede podría ser más controvertido: «Orbe Dorado». Este término coincide «curiosamente» con el de una meditación vinculada con la «New Age» o Nueva Era, que promulgaría la creencia de que los orbes son manifestaciones de energías con distintas vibraciones en función del color de su luz, aludiendo el oro a una entidad espiritual divina. Quizá se trate de una ambigüedad voluntariamente elegida, puesto que el orbe es un globo de oro con una cruz, que recuerda al monarca que su poder viene de Dios, y él es su representante en la Tierra. Sea como fuere, la precisión del protocolo británico habrá previsto que el tarjetón de invitación de la Casa Real para asistir a la ceremonia en la Abadía de Westminster, mencione expresamente que «espontáneos Bolaños» no están invitados a concelebrar con el Arzobispo anglicano de Canterbury, Justin Welby.