Cuartel emocional

Mentes preparadas 

Hoy se vota en Galicia quién gobernará la región los próximos cuatro años, pero ahí existe la muestra de que las cosas mejor no tocarlas

En Estados Unidos tienen un problema grave. Con un bipartidismo sano y eficaz, se encuentran las dos opciones que concurren a las próximas elecciones de noviembre por un lado con un hombre que tiene una cabeza desgastada, que no rige. Un amigo me decía ayer que gozan casi de pleno empleo, que la economía marcha divinamente, sí, pero él tan solo es una muñeca de Famosa que sacan a la puerta de la Casa Blanca a decir incongruencias, o que da imparables traspiés al subir la escalerilla del Air Force One o al bajar del estrado después de una conferencia de prensa en la que confunde a Al Sisi con el presidente de México. En la otra banda tenemos a otro que pasó ya por el despacho oval, que consiguió también un satisfactorio pleno empleo pero que está envuelto en un impeachment, en un proceso de enjuiciamiento político del que no sabemos cómo va a salir parado. Lo de menos es lo de las fulanas del “mee too” que le acusan de toqueteos, porque esas se callan en cuanto les ingresas cien mil dólares en la cuenta, y él, de dinero, va sobrado. Con estos elementos están pasando los meses sin que haya un mínimo atisbo de soluciones, porque los dos se postulan a la presidencia y no hay más candidatos. Así lo hemos visto en las giras de Trump por los distintos estados donde se ha llevado de calle al electorado y ha dejado fuera de cuartel a Ron de Santis que era un favorito, un sucesor con posibilidades, y que abandonó al sentirse derrotado; Nikki Haley se le resistió más pero también quedó sin opciones. Y así estamos, faltos de líderes suficientemente solventes para asumir la presidencia del país más fuerte del mundo. 

Aquí, que somos más pequeñitos, nos ocurre lo mismo y además estamos dispersos, o quizá con una decepción tan grande que no sabemos por dónde agarrar el pastel. Un pastel amargo que llevamos tragando y sin digerir tiempo y tiempo. Andamos faltos de líderes que de un plumazo eliminen el panorama actual. Nadie vale un duro, no hay solidez en las cabezas de los partidos. Bueno, ni en las cabezas ni en las colas. Hoy se vota en Galicia quién gobernará la región los próximos cuatro años, pero ahí existe la muestra de que las cosas mejor no tocarlas, porque si se mueve una política que durante los últimos veinte años ha funcionado satisfactoriamente, ¿para qué cambiar? Y el tal Abascal, ¿a qué anda dando por saco al partido que tiene la demostrada la maña de manejar el conjunto de las cuatro provincias sin tener la decencia de echarse a un lado y apoyar contra políticas independentistas que quieren copiar exactos comportamientos catalanes? ¿por qué no se calla, que diría el Rey Juan Carlos? Siempre es preferible quedarnos con el peor de los males, porque sabemos bien que no hay una opción perfecta, pero es lo que tenemos y aunque no consuela aquello del “mal de muchos”, debemos asumir que es lo que hay, y punto. 

CODA. No se habla de más cosa que de María del Monte, del sobrino que propició el atraco a su casa y de su encuentro en los juzgados. Me parece estupendo, ella es una persona muy popular y muy querida y el suceso ha calado hondo entre sus seguidores, pero ha competido en importancia informativa con el horror de los narcos en Barbate donde dejaron la vida dos hombres, dos guardiaciviles, por falta de medios para combatir una lacra que asola en nuestros días esa zona del sur de España. Parece, incluso, como si desde el gobierno se quisiera mirar hacia otro lado. Medidas, no se están tomando para que se pueda trabajar con un mínimo de seguridad desde el valeroso y sacrificado Cuerpo.