
Las correcciones
DeepSeek y «el momento Sputnik» para Occidente
La batalla tecnológica entre EE UU y China está en plena ebullición, pero DeepSeek confirma que Pekín ha tomado la delantera
En octubre de 1957, la Unión Soviética lanzó el primer satélite artificial de la Tierra, el Sputnik 1. El éxito del lanzamiento supuso una bofetada en la psique americana, que esperaban que su país dominase antes esta nueva tecnología. El hecho de que los soviéticos hubieran sido capaces de disparar primero alimentó el temor de que el Pentágono se había quedado atrás. La hegemonía estadounidense estaba en peligro. El auge y la caída de las potencias viene determinada por la tecnología. Quien logra la vanguardia ostenta el poder.
El éxito soviético se consolidó con Sputnik 2 que incluía el envío de Laika, una perrita que se hizo célebre por ser el primer ser vivo en viajar y morir en el espacio exterior. Pocos en Estados Unidos lo habían previsto, e incluso los que lo hicieron, no eran conscientes de las implicaciones que supondría. Sputnik sirvió para intensificar la carrera armamentística y elevar las tensiones de la Guerra Fría. Estados Unidos tardó un año en igualar a la Unión Soviética al poner en las profundidades del espacio, su primer satélite artificial, el Explorer.
Este lunes DeepSeek, una start-up china fundada por el financiero Liang Wenfeng, dio a conocer su modelo low cost de inteligencia artificial que puede aprender automáticamente y mejorarse a sí mismo sin supervisión humana. El desarrollo chino de este nuevo procesador del lenguaje supone un doble revés para Estados Unidos. Primero, por su coste: 6 millones de dólares frente a los 100 millones que necesitó OpenAI para sacar adelante ChatGPT (aunque no se ha contado todo el gasto previo). Y segundo, porque se ha producido a pesar de las sanciones a las que están sometidas las empresas chinas que vetan el acceso a los semiconductores más avanzados. Las tecnológicas chinas se vieron obligadas a encontrar formas innovadoras de maximizar la potencia de cálculo de sus chips, un problema que DeepSeek ha sabido resolver de una manera más que satisfactoria. La hazaña de este pequeño laboratorio chino está en haber encontrado la manera de lograr un resultado similar al de ChatGPT con mucha menos potencia electrónica y menos gasto, lo que sugiere que las empresas estadounidenses de chips están sobrevaloradas.
Igual que ocurrió con Sputnik, la china DeepSeek ha puesto en duda la hegemonía estadounidense y ha demostrado que la carrera por el dominio de la Inteligencia Artificial está abierta a todo el mundo, incluida la Unión Europea. DeepSeek es una llamada de atención para Estados Unidos, pero también supone una esperanza para Europa. Por eso la UE está trabajando en una «estrategia continental para IA» con el objetivo de impulsar la competitividad. Bruselas ha entendido que para acortar la brecha con EE UU y China debe haber un «choque de simplificación» legislativa y se debe mejorar el acceso a la financiación. A menudo las empresas europeas se ven obligadas a acudir al capital americano bajo el riesgo de instalarse allí. Las trabas burocráticas y las estrecheces financieras impiden crecer a los unicornios europeos.
Con Europa al ralentí, la batalla tecnológica entre EE UU y China está en plena ebullición, pero la irrupción de DeepSeek ha venido a confirmar que Pekín ha tomado la delantera. Eso no significa que el final esté escrito, ni mucho menos, recuerden cómo implosiona la Unión Soviética en 1991 (a pesar de la euforia inicial de Sputnik).
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