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Sin Perdón

La descomposición del régimen sanchista

«La fuerza y la debilidad de Sánchez es su falta de empatía, ya que le permite actuar de forma implacable»

A estas alturas espero que nadie sea tan ingenuo como para creer que Sánchez tiene otro objetivo que no sea patrimonializar el poder en una clara deriva autoritaria de corte peronista. Es lo que le sucedió a Fidel Castro. No se convirtió en comunista hasta el momento que descubrió que era la mejor forma de mantenerse en el poder. La realidad es que murió en la cama y Cuba sigue siendo una dictadura. A su forma de gobierno comunista la conocemos como castrismo. Al final, todas estas ideologías iberoamericanas son variaciones o adaptaciones del comunismo como sucedía, por citar algunos ejemplos, con el leninismo, el estalinismo, el trotskismo o el maoísmo. Desde la Revolución Rusa se ha ido adaptando, pero es la misma ideología autoritaria y criminal. Tras la farsa de los cinco días, Sánchez mantiene con mayor fervor la agenda de la izquierda radical siguiendo los pasos de Cristina Kirchner y otros líderes populistas. No hace más que repetir las mismas consignas, así como la estrategia de atacar a la Justicia y los medios de comunicación para acabar con su independencia. Lo que quiere es una oposición domesticada que actúe como el Partido Campesino Unificado en Polonia que era un satélite del Partido Comunista.

Sánchez utiliza a todos al servicio de Sánchez como hemos podido ver con el culebrón de los cinco días de abril. Con ello no niego que sea efectivo para polarizar, porque es un maestro de la propaganda. Es algo característico de los sistemas autoritarios en sus diversas variantes. Afortunadamente estamos en el marco de la Unión Europea, por lo que la pulsión autoritaria tiene unas ciertas limitaciones. A pesar de ello, hay formas para doblegar la independencia de los medios de comunicación, los periodistas y los jueces, así como a los empresarios. El poder de la presidencia del Gobierno es enorme, ya que cuenta con una mayoría parlamentaria que comulga con el catecismo radical del populismo de izquierdas iberoamericano. Los únicos díscolos podrían ser Junts y el PNV, pero Sánchez los tiene controlados. A los primeros con la amnistía y a los segundos porque le necesitan para gobernar en el País Vasco. Es cierto que el 12 de mayo sabremos si consigue acabar con Puigdemont, ya que su prioridad es jubilarlo para que su partido esté controlado por políticos a los que pueda comprar con cuatro baratijas.

La fuerza y la debilidad de Sánchez es su falta de empatía, ya que le permite actuar de forma implacable. No solo para castigar, sino para recompensar. Me lo dijo uno de sus aliados más importantes y me equivoqué al ser escéptico con esta reflexión. Ahora sé que es una realidad. Con la farsa demostró que no le afecta nada salvo el riesgo de perder el poder. No le importa utilizar a las mujeres, al colectivo LGTBI+, y los inmigrantes, porque su fuerza es la mentira como instrumento político. Una vez que dejan de ser útiles los tira a la papelera como si fueran un kleenex. Hay que reconocer que es fascinante. Un gran número de los políticos socialistas y los periodistas de izquierdas que ahora le apoyan eran los que le despreciaban con una crueldad que ningún dirigente de Vox sería capaz de superar. Ahora comen de su mano como hacía mi querida perra Lolita.

El líder del PSOE desprecia, utilizo está palabra expresamente, a Puigdemont y Junqueras que es el mismo sentimiento que le provocaba Pablo Iglesias. El primero es muy ingenuo si piensa que sobrevivirá a Sánchez. Nadie lo consigue. La farsa ha demostrado que es capaz de reinventarse en pocos días. Ahora es el adalid de la defensa de las mujeres representadas por Begoña Gómez que sufre los ataques de la ultraderecha mediática y judicial que no acepta que llegara a la presidencia del Gobierno. Ni se puede ni se debe informar de aquello que no sea lo que quiere La Moncloa. Le gustaría asaltar el Poder Judicial para poner jueces de izquierdas en el Tribunal Supremo que defiendan el uso alternativo del Derecho y validen la destrucción de la separación de poderes. Con los medios de comunicación cree que lo tendrá fácil y lo mismo sucede con los empresarios. Cuenta con el BOE y decenas de miles de millones de euros de los Presupuestos del Estado que puede utilizar para ampliar la presencia del Gobierno en el sector empresarial privado. Es una agenda fácil de aplicar. No hay más que ver la cantidad de recursos que utiliza en propaganda o el desprecio que muestra por la ley de Transparencia y Buen Gobierno.

A pesar de ello, creo que fracasará. No puede ser adalid de la democracia quien ataca a los contrapoderes y quiere someterlos. Cuando se refiere al barrizal supongo que debería mirar a Óscar Puente que se ha convertido en un auténtico energúmeno sin filtros. Los brutales ataques contra Feijóo o Ayuso supongo que deben ser una muestra del estilo prudente y equilibrado del sanchismo. El PSOE ya no existe como partido dotado de independencia, ya que es una mera marioneta al servicio de la estrategia peronista de Sánchez. Las catalanas serán muy importantes para ver el alcance de la fuerza del sanchismo y si es capaz de acabar con Puigdemont. El expresidente catalán perderá su poder dentro de unas semanas cuando Sánchez disuelva las Cortes para plantear un plebiscito sobre su persona y su agenda falsamente reformista que no es más que populismo iberoamericano de izquierdas. No me extrañaría, incluso, que Puigdemont se quede sin su amnistía, sin la fuerza de sus diputados en el Congreso y se tenga que contentar con una jubilación anticipada. Sánchez es implacable y no perdona salvo que los rivales, los enemigos o los traidores se sumen al sanchismo como sucedió con muchos de ellos cuando consiguió la presidencia del Gobierno.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)

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