A pesar del...
Desproporciones Warren
Podemos precipitarnos a realizar minuciosos estudios empíricos para ver cuántos liberales o socialistas hay en los medios, pero eso sería entrar en el juego de Warren
Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, es consciente de que va camino de no tener todos los votos necesarios para continuar en la Moncloa después del 23 de julio. Y entonces le concedió una entrevista en Onda Cero a Carlos Alsina, a quien le negó esa posibilidad durante años.
Dirá usted: la maniobra es arriesgada, porque un periodista independiente hace lo que hizo Alsina, y es señalar desde el minuto uno que Warren es un mentiroso. El presidente lo sabía, y estuvo preparado para contestar lo incontestable: dijo que no ha mentido, aunque sí ha «tenido cambios de opinión en cuestiones de Estado». Eso no convencerá a ninguna de las personas que no le van a votar, pero quizá le pueda servir para frenar la hemorragia de sus propios votantes.
A cambio de ese riesgo, Warren tuvo la oportunidad de colocar tres mensajes que son ejes fundamentales de su campaña, y que procuran rescatar su gestión. El primero es que su vida es difícil: por eso repite que ha habido pandemia y guerra, como si fueran dos peculiaridades suyas, y como si avalaran su Gobierno.
El segundo es sostener que lo ha hecho bien, porque lo suyo son siempre «avances», mientras que los demás son reaccionarios hostiles al progreso y la ciencia. En este punto pudo haber cometido un error, porque, para probar que la derecha es terrible, sostuvo que en algunos pueblos y ciudades los nuevos ayuntamientos van a detener la frenética construcción de carriles-bici, algo que sospecho que la mayoría del pueblo español apoya.
Y el tercer mensaje es que, pobrecillo, Warren padece una «desproporción mediática», porque las opiniones vertidas en los medios no se ajustan proporcionalmente a las preferencias políticas de los ciudadanos, reflejadas en las urnas.
Podemos precipitarnos a realizar minuciosos estudios empíricos para ver cuántos liberales o socialistas hay en los medios, pero eso sería entrar en el juego de Warren. La respuesta debería ser: Warren no es quién para establecer cuáles deben ser las proporciones. Nadie tiene el derecho a hacerlo, salvo que creamos seriamente que la democracia no consiste en que la gente elija a sus autoridades, sino que el pueblo impone con su voto la vida económica, política, mediática y social. Eso se parece bastante al totalitarismo.
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