
Big data
Dinamarca es el país europeo más escéptico con el fenómeno de la inmigración
En España viven un 18% de personas nacidas en el extranjero, lo que supone 8,8 millones
Todos conocemos el resultado de las últimas elecciones al Parlamento Europeo de 2024. Un 62,8% de votos a partidos del centro derecha y extrema derecha frente a tan solo el 18,9% a socialdemócratas. El Parlamento Europeo se ha derechizado a causa de la inmigración descontrolada y los problemas de convivencia y seguridad que conlleva. La caída de los populares europeos y el crecimiento de la extrema derecha es un serio aviso al PP europeo ya que si no actúa es posible un sorpasso en las próximas elecciones. Aquí en España, VOX sigue subiendo al calor de los problemas que causa la inmigración ilegal y sin control.
Dinamarca es el país europeo más escéptico con los supuestos efectos positivos de la inmigración procedente de determinadas zonas del planeta. En un informe gubernamental de 2018 cuantificaban como fiscalmente ruinosa la inmigración de colectivos no occidentales, concretamente de inmigrantes que llegan de Oriente Próximo, Norte de África, Paquistán y Turquía. El coste social que tiene que soportar el Estado por los menores, ancianos y parados de este origen no es cubierto por las contribuciones fiscales y a la seguridad social de los que están en edad de trabajar y lo hacen. Además, esta población ahora activa, ocupa puestos de trabajo poco cualificados, por lo que su aporte a las pensiones es muy baja, y sin embargo serán en unas décadas una carga insoportable para el sistema de pensiones. La contribución neta global de los daneses, hijos y nietos de daneses, fue positiva en 41.000 millones de coronas danesas, por el contrario el colectivo inmigrante del origen antes indicado supuso una carga neta para el Estado de 24.000 millones de coronas danesas.
Pero los datos de la OCDE no son diferentes a Dinamarca, concluyendo la menor, o negativa, contribución de la inmigración. Incluso la tónica general es que los inmigrantes en edad de trabajar aportan menos que los nacionales. La gran mayoría de inmigrantes que trabajan en Europa tienen empleos con escasa retribución, por lo tanto pagan pocos impuestos, pero a cambio pueden estar dos o tres décadas cobrando pensión. El saldo negativo es para repensar la política de admisión de inmigrantes.
Lo que nos lleva a la necesidad de implementar políticas nacionales para maximizar la aportación de la inmigración al sostenimiento del estado de bienestar, reduciendo el número de inmigrantes, primando el retorno a origen, y limitar la migración a contratos de trabajo temporales de individuos que no vengan con familiares. Además de sanear las cuentas públicas dejaríamos sin argumentos a la extrema derecha europea y reduciríamos el censo electoral de personas, aunque nacidas en Europa, no comparten nuestra civilización, reduciendo su influencia en las políticas nacionales, ya que se les facilita el acceso a poder ser votantes. No solo nos tenemos que preocupar por las injerencias rusas en las elecciones, sino también de inmigrantes resentidos con occidente.
El INE al cierre de 2024 indicaba que en territorio nacional hay un 18% de personas nacidas en el extranjero, lo que supone 8,8 millones, frente a 40,1 millones de nacidos en España. Prácticamente la mitad proceden de Hispanoamérica y más de una cuarta parte del resto de Europa, por lo que ambos colectivos representan un 75% del total de inmigrantes. Estos datos hacen que en España, a pesar de la magnitud de las cifras de extranjeros, no haya tanta alarma social como en el resto del continente, pues la afinidad social con hispanoamericanos y europeos amortigua el rechazo. Circunstancia que no se da en otros países europeos con Francia, Italia o Alemania, con fortísima presencia magrebí y del resto de África.
Los datos del INE referentes al primer trimestre de 2024 señalan que el 57,4% de los extranjeros residentes en España se encuentran ocupados. Pero sus familias y las administraciones públicas españolas deben atender al 42,6% de los extranjeros que no están ocupados, La tasa de actividad en España es del 51,3%, frente al 70,9% de la UE. Hay millones de españoles nativos en edad de trabajar ajenos al mundo laboral, subvencionados públicamente y/o en la economía sumergida. Lo que supone una ruina económica para la nación y una alegría electoral para el partido gobernante. Lo que nos lleva a preguntarnos si desde un punto de vista fiscal es rentable o no la inmigración. Políticamente ya sabemos que da alas a los enemigos de la Unión Europea.

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