España

Arriola no es suficiente

El Partido Popular ha obtenido un mal resultado en las elecciones autonómicas andaluzas –con la pérdida de medio millón de votos con respecto a 2012–, apenas paliado por un mejor comportamiento en las capitales y grandes ciudades, que demuestra lo errado de la estrategia de Pedro Arriola, el gurú electoral de los populares, centrando el mensaje en la mejora de los indicadores económicos y rehuyendo los debates políticos e ideológicos, hasta el punto de desdibujar los principios básicos que han hecho del PP el gran partido del centro derecha español. Sin negar que la lucha contra la grave crisis financiera, que obligó al Gobierno de Mariano Rajoy a adoptar decisiones difíciles –como la subida de la presión fiscal, que afectaba en buena medida a sus bases–, haya pasado factura, lo cierto es que entre un amplio sector de los votantes populares, más que los sacrificios económicos, aceptados como inevitables, no ha dejado de pesar la adopción de ese bajo perfil político, tan caro al «arriolismo» al que nos referíamos. No se trata, sin embargo, de despreciar la baza que supone la recuperación económica –un éxito que pocos pueden negar al Gobierno, conseguido, además, sin el menor apoyo de la oposición de izquierdas–, sino de recuperar el discurso tradicional del PP, que sus votantes identifican tanto en la liberalización económica y en la racionalización administrativa como en la defensa firme de los derechos individuales. El Partido Popular debe recuperar sus apoyos tradicionales y devolver la ilusión a un elector poco proclive al discurso del miedo, como han demostrado los comicios andaluces. Para ello, es preciso el trabajo unido de todos sus dirigentes, por encima de cualquier consideración personal. No ayudan a la labor pendiente actitudes como las de los barones regionales, doce de los cuales se ausentaron de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional, como si no fueran con ellos los malos resultados de Andalucía, o el absentismo de la mayoría de los alcaldes populares en las grandes ciudades españolas, que no han creído conveniente prestar su apoyo personal al candidato Juanma Moreno Bonilla, implicándose directamente en una campaña electoral que se presentía complicada, como sí hizo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pero, ahora, toca afrontar la cita de las autonómicas y municipales de mayo. Con trabajo, unidad de propósito y de discurso, como pidió ayer Rajoy, pero, fundamentalmente, con el retorno perceptible a sus valores, el Partido Popular puede encarar con razonable expectativa de éxito la inmediata cita electoral, lo que garantizaría la estabilidad política y la continuidad en el esfuerzo que España necesita para dejar la crisis definitivamente atrás.