Toros
El San Sebastián más taurino celebra la Fiesta
San Sebastián es una ciudad taurina. De eso no hay la menor duda. Para muestra, la plaza de Illumbe llena a rebosar. Ayer, como el pasado sábado, el coso fue ejemplo del arraigo de la Fiesta Nacional en tierras vascas. Frente a las decenas de antitaurinos que se manifestaron estos días en la capital guipuzcoana, el mejor argumento son los más de 44.000 asientos de Illumbe. Todos ocupados. Ésa ha sido la buena noticia; y mejor aún si la comparamos con las 30.000 personas que acudieron a la pasada feria de la Semana Grande. Unas cifras especialmente significativas ya que el año pasado fue el regreso de los toros a San Sebastián tras dos años de ausencia, la que impusieron los gobernantes de Bildu durante su pésima gestión. No en vano, la consulta que el Ayuntamiento donostiarra tiene previsto celebrar a principios del próximo año en la ciudad, sobre la continuidad o no de los toros, ha hecho que los festejos de este año se conviertan en un tira y afloja entre partidarios y detractores de la Fiesta Nacional. La familia taurina, sabedora del desafío, ha respondido y ha mostrado en Illumbe su unidad. Especialmente reseñable fue la gran ovación con la que fue recibido en la plaza Don Juan Carlos, que presenció la corrida desde primera fila, acompañado por la Infanta Doña Elena y sus nietos, Froilán y Victoria Federica. La afición le agradeció al Rey emérito su apoyo a la Fiesta. Don Juan Carlos ya estuvo presente el pasado año en la reapertura de Illumbe y esta temporada fue testigo de la reaparición de José Tomás en Jerez de la Frontera. Por eso la tarde de ayer tenía un protagonismo especial: Illumbe era escena para los diestros José Tomás, «El Juli» y el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza. Y todo cuando en el horizonte se vislumbra la consulta impulsada por Donostia Antitaurina Orain, que ha avalado el Ayuntamiento y cuyo resultado se ha comprometido a respetar el alcalde, Eneko Goia, del PNV, a pesar de no tener carácter vinculante si se da un resultado contundente. La pregunta sería algo así como «¿quiere usted que el Ayuntamiento deje de destinar recursos municipales para las corridas de toros?». Al resultado, dice, se atendrá el Gobierno local, gobernado en coalición por PNV y PSE. En la práctica, se interpela por el veto o no a los toros, ya que Illumbe, de propiedad municipal, es la única plaza habilitada para la celebración de espectáculos taurinos. Los festejos, que estuvieron 25 años ausentes en la ciudad tras el derribo del mítico Chofre hasta la inauguración de Illumbe en 1998, ya estuvieron desaparecidos en 2013 y 2014 por decisión unilateral del entonces Gobierno municipal de EH Bildu. Esa decisión y otras pesaron en el sentir de los donostiarras que, en las pasadas elecciones municipales les apartaron de la Alcaldía y les relegaron a ser la tercera fuerza en el Ayuntamiento. Pero eso son cosas del pasado. De un pasado mezquino y pequeño que nada tiene que ver con la Semana Grande de agosto en San Sebastián. Una ciudad que, con la presencia del diestro de Galapagar en Illumbe, junto a «El Juli» y Pablo Hermoso de Mendoza, es la mejor demostración de la importancia de un espectáculo que arrastra decenas de miles de personas y que deja en la ciudad importantes ingresos. Un espectáculo que, además, va más allá de lo económico y se adentra en el sentir profundo de muchos. Ese sentimiento que algunos quieren ahogar.
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