Gobierno de España

El votante del PSOE, contra Sánchez

La Razón
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Una partida de cartas. Así es la política española para Pedro Sánchez. Está esperando tener una buena mano... pero no llega. Los encuentros –y más los desencuentros– de los últimos meses con su socio «natural», Unidas Podemos, no llegan a buen puerto. Quizá porque el barco de la gobernabilidad de España, con el capital Sánchez al mando, nunca fue una empresa creíble para nadie. Ahora, tras unas vacaciones nada merecidas a la luz del fracaso acumulado de meses, Moncloa vuelve por donde solía con nuevas reuniones con «colectivos sociales» que nadie sabe qué trascendencia tienen. Y para ahondar aún más en la ceremonia de la confusión, el sanedrín de Sánchez prepara una nueva oferta para Unidas Podemos. El PSOE enviará –aseguran– un acuerdo programático que insiste en que la formación morada no entrará en el Gobierno. Más de lo mismo. El documento traerá aproximadamente 300 propuestas de corte social que servirán, en caso de que Iglesias rechace el ofrecimiento, para reprochar a UP que no quieren un «Gobierno de progreso». Así las cosas, LA RAZÓN publica hoy una encuesta que plasma, negro sobre blanco, lo que ya ningún militante o simpatizante socialista niega: que la posibilidad de que este Gobierno deje de estar en funciones es una entelequia. En este sentido, el 49,3% de los consultados por este periódico aseguran que el culpable de la falta de Ejecutivo en España, con lo que ello supone de inacción económica, política y fiscal, no es otro que Pedro Sánchez, y en menor medida –con un 38,8%– Pablo Iglesias. Entre ellos abundan los votantes del PSOE que rechazan también con fuerza la convocatoria de nuevas elecciones para desbloquear la actual situación. En este sentido, hasta un 41,8% vería con buenos ojos que Sánchez renunciase en favor de otro candidato que obtuviese los apoyos necesarios. Algo sobre lo que ya se pronunció el Partido Popular de manera positiva. Una opción que, además, cuenta con una aprobación de hasta el 67,4% si se logra evitar que la investidura de Sánchez salga adelante con el apoyo de los votos de los independentistas –ahora también denominados «nacionalistas» desde Moncloa en un juego de las terminologías que a más de un barón socialista le hace perder apoyos–. Y en ese cálculo de votos, de encuestas del CIS pagadas con el dinero de los contribuyentes y retrasos presupuestario que a todos nos alcanzarán, los españoles, los votantes, han asistido en verano al trueque político y vergonzoso en Navarra entre PSOE y Bildu. Un ensayo de hasta dónde se puede llegar en la ignominia para alcanzar el poder. Un compadreo de la clase política «con posibles responsabilidades de gobierno», que pretende darse a valer ante la opinión pública, pero que no ha tenido problema en bajar el ritmo del Congreso. Algo, esto último, la ralentización de la Cámara Baja, criticado por el 67,9% de los consultados. Pedro Sánchez, mientras juega en el escenario, construido por sus consejeros áulicos, de que el PSOE saldría reforzado si se celebraran nuevos comicios generales. La calle no lo siente así. Los votantes socialistas, tampoco. No es baladí, en el panorama de desánimo político que vive nuestro país, que hasta el 32,4% de los consultados asegura que no acudiría a votar en caso de unas nuevas elecciones generales. Con la sentencia del «procés» a punto de salir, la inestabilidad económica internacional que nos llega por la pugna EEUU-China y los anuncios de recesión en Europa impulsados también por el Brexit, el desgobierno en España no parece la mejor receta. En Moncloa, alguno, vuelve a barajar y a la espera que la siguiente mano sea mejor. El tiempo se acaba. Para todos.