Teherán
Irán no se ha convertido en nuestro aliado
Pese a la euforia del Gobierno de Estados Unidos por la conclusión del acuerdo con la República Islámica de Irán, que el presidente norteamericano, Barack Obama, presenta como un éxito propio, es preciso recordar que el régimen teocrático de los ayatolás no se ha convertido en aliado de las democracias occidentales. Por el contrario, mantiene posiciones irreconciliables con los principios que informan el mundo libre y no ha renunciado a sus ambiciones de hegemonía religiosa, política y, sobre todo, militar en Oriente Próximo. Que la Casa Blanca ampliara ayer sus sanciones a Teherán por un programa de misiles balísticos no es sólo un guiño hacia el Partido Republicano, muy crítico con Obama por lo ocurrido, sino la constatación de que los programas de armamento iraníes van mucho más alla de sus declaradas necesidades defensivas y, entre otras cuestiones, representan una clara amenaza para la integridad de Israel y la contención en el área del Golfo. El hecho es que Irán vuelve a los mercados financieros y petroleros, y recobra el acceso a tecnologías de vanguardia que pueden ser de doble uso. Es decir, sale reforzado política y económicamente, y con él, sus aliados en los países de Líbano, Irak, Siria y Yemen.
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