Medidas económicas
IU debe rendir cuentas
El coordinador federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, apenas pudo explicar ayer cómo una organización política, que presume de ser ejemplar y que se dedica a repartir credenciales de integridad en la vida pública española, mantiene desde hace años una deuda con Hacienda de al menos 1,2 millones de euros por no pagar las retenciones del IRPF de sus empleados, como publicó ayer en exclusiva LA RAZÓN. En su lugar prefirió acusar al PP de poner en marcha lo que denominó una «operación de ventilador» para «desviar la atención» sobre otros asuntos, que es precisamente lo que él intentó a duras penas con respuestas confusas y trastabilladas y con la referencia a los populares. Todo es mucho más sencillo. Lara podría comenzar por aplicarse la máxima de luz y taquígrafos y dotar a su formación de la transparencia financiera y contable que tanto exige a los demás. No sólo para aclarar todos y cada uno de los detalles sobre las deudas de la federación madrileña, sino también las posibles «trampas» fiscales en otras organizaciones territoriales. La excusa de que la dirección federal no es competente y de que las estructuras regionales son autónomas es pueril, inconsistente e irresponsable. Como con la Ley en un Estado de Derecho, la ignorancia del incumplimiento de las obligaciones con el fisco de una territorial no puede eximir de la responsabilidad a la organización federal. La morosidad de Madrid lo es también de Cayo Lara y mirar para otro lado no relativizará la tremenda hipocresía moral de quienes alumbran procesos inquisitoriales en la calle y luego incumplen con sus obligaciones con el conjunto de los contribuyentes. Detrás de esos impagos millonarios al fisco existe además –y tal vez sea lo peor– una contumaz actitud obstruccionista de Izquierda Unida en la fiscalización de sus estados contables. LA RAZÓN publica hoy el último informe del Tribunal de Cuentas de 2007, en el que la coalición comunista no sale bien parada entre un buen número de reproches. El órgano fiscalizador certifica que algunas federaciones no presentan las cuentas, otras lo hacen fuera de plazo y algunas con tanta demora que se incluyen en el informe del año siguiente. Además, el Tribunal de Cuentas se queja de que no exista una contabilidad consolidada del conjunto de la federación, lo que de facto limita de tal manera las posibilidades prospectivas sobre el estado financiero de IU, que imposibilita un análisis adecuado del mismo. Por tanto, Izquierda Unida tiene un amplio margen de mejora en lo que se refiere a transparencia y al grado de compromiso con la Hacienda pública. Conviene no olvidar que con los impuestos se sufraga el desempleo, la Sanidad y la Educación que tanto dicen defender Lara e IU. Lo suyo es, por tanto, un fraude político aún mayor que la deuda fiscal.
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