La justicia obligada en la defensa de la iglesia

La Iglesia católica ofrece la otra mejilla ante las agresiones. Es su enseñanza. Sin embargo, en el Estado de Derecho que todos nos hemos dado, la violencia y los ataques sectarios deben ser perseguidos por la Ley. No es de recibo que la capilla de la Universidad Autónoma sea atacada, como sucedió en la madrugada del viernes, con artefactos incendiarios, y los responsables académicos no hagan nada. El asunto no es baladí si tenemos en cuenta que hace un año la misma capilla también fue atacada. En aquella ocasión, los asaltantes pintaron en las paredes los mensajes «Educación laica» y «Aborto libre», además de dejar manchadas con pintura el suelo y las paredes. Unos sucesos a los que se suma el ataque a una monja en Granada, a la que fracturaron la nariz, por el único motivo de su condición de religiosa. El todo vale contra la Iglesia, que practican ciertas ideologías, tuvo uno de sus mejores ejemplos en el año 2011, cuando varias personas se manifestaron en la capilla de la Complutense con el pecho desnudo. Una de las manifestantes era Rita Maestre, que desde 2015 ocupa el cargo de portavoz del Gobierno del Ayuntamiento de Madrid. Es un odio sectario, que se refleja, incluso, en actuaciones institucionales de los partidos radicales de izquierda, que, sin embargo, se cuidan mucho de atacar otros credos. A la Justicia le corresponde salvaguardar la libertad religiosa de las amenazas y ataques.