Presidencia del Gobierno
Libre comercio: Sánchez se apunta al populismo
La primera decisión de calado de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE ha sido ordenar un giro de 180 grados en la posición oficial del partido respecto al Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá, el mayor acuerdo de estas características firmado por Bruselas hasta la fecha llamado a hacer crecer el PIB comunitario en 12.000 millones de euros anuales. La nueva presidenta del partido de Sánchez, Cristina Narbona, se encargó ayer de hacer pública la decisión de no apoyar el Tratado «para no concentrar más poder en las grandes corporaciones a costa de derechos». Esta misma semana los socialistas, junto al PP y Ciudadanos, habían refrendado la tramitación del acuerdo en la Comisión de Exteriores del Congreso. Al margen de la frivolidad que supone para la imagen de un partido serio transmutarse de esta forma en un visto y no visto en un asunto de enorme calado, nos parece un primer paso en una dirección muy equivocada. Los proyectos de gobierno no se construyen en torno a espasmos tácticos ni sobre posiciones populistas y antiglobalizadoras con que sintonizar con Podemos por mucho que Pablo Iglesias fuera el primero en aplaudir la oposición al Tratado. Más allá de que no esté decidido si se abstendrán o se opondrán en el pleno sobre la ratificación del compromiso la próxima semana, el embate de Sánchez contra el libre comercio es el guiño a un modelo proteccionista, gris y pobre, frente al de la libertad y la prosperidad. Si la nueva socialdemocracia es esto que enarbolan Sánchez y Narbona, se parece demasiado al rancio y raído socialismo real.
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