Cataluña

Mariano Rajoy, con Cataluña

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en un impecable ejercicio de Estado, se declara dispuesto a mantener el apoyo institucional al nuevo Ejecutivo catalán en las mismas condiciones y con los mismos requisitos que en el resto de las comunidades autónomas. Por supuesto, esa posición no quiere decir que haya minimizado el riesgo potencial que supone para España el desafío separatista planteado por Artur Mas, pero Rajoy diferencia claramente los distintos planos del problema. Comenzando por el esencial: que no puede identificarse exclusivamente a Cataluña con las posturas independentistas de una parte menor de su población. Y no es optimista, por cuanto advierte de que el error de Artur Mas al convocar elecciones anticipadas ha dejado a su región en una mayor inestabilidad política. Pero hay en las respuestas del presidente del Gobierno otro planteamiento también fundamental -derivado en cierto modo del propio desafío de los nacionalistas- cuando, como reacción, se critica desde amplios sectores de la población la validez del actual modelo de Estado. Para el presidente, el sistema autonómico español es perfectamente válido y ha contribuido decisivamente al desarrollo de España en los últimos 30 años. No es cuestión, afirma sin ambages Rajoy, de darle la vuelta a todo o de romper lo que tanto ha costado edificar. No. El modelo necesita ajustes en su funcionamiento, correcciones de excesos y racionalización de las estructuras administrativas. Pero es absolutamente válido en cuanto se apliquen las reformas que está estudiando la comisión de expertos. Lo mismo reza para el sistema de financiación. El presidente no quiere que nadie se llame a engaño con cortinas de humo dialécticas sobre pactos fiscales o haciendas conjuntas. Y es muy claro en ello: las comunidades autónomas reciben el 50 por ciento del IVA y del IRPF y el 58 por ciento de los impuestos especiales. También gestionan lo que se recauda en su territorio en transmisiones patrimoniales y sucesiones. El problema, pues, no está tanto en el modelo de financiación, que Rajoy considera adecuado y suficiente, sino en la enorme caída de los ingresos públicos en los últimos años. Y cita el ejemplo de una comunidad que en 2007 recaudó 2.500 millones de euros con los impuestos de sucesiones y actos jurídicos documentados pero que en 2011 no ingresó más que 500 millones por los mismos conceptos. Es imprescindible, por lo tanto, impulsar una política económica que permita crecer y crear empleo para aumentar los ingresos. Independientemente de que el Gobierno, en estas circunstancias de crisis, eche una mano a las autonomías que lo precisen. Cataluña incluida, por supuesto.