España
Mensaje de confianza
Hay que tener muy claros los datos y muy firmes las certezas para infundir optimismo en medio de la profunda crisis que padece el ciudadano. Pero Cristóbal Montoro sí los tiene y nada hay de impostación o truculencia en su diagnóstico positivo, que se resume en esta frase dicha ayer en el foro «LA RAZÓN de...»: el 2013 será el último año de crisis económica en España. Aunque no haya sido la primera vez que lo dice, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas se reafirmó con rotundidad en la predicción a tenor de diversos indicadores económicos, el principal de los cuales es el saldo positivo de la balanza de pagos, que contra todo pronóstico se cerró en 2012 por encima de tres puntos del PIB. «Esto nos está sacando de la crisis», remachó Montoro. En efecto, la capacidad de financiación externa que permitirá a España una balanza de pagos netamente positiva es de vital importancia para reducir el peso de la deuda y mantener a raya el déficit fiscal. Pero este importante logro no habría sido posible sin el reajuste de las administraciones públicas y sin el esfuerzo titánico de las comunidades autónomas para cerrar el año 2012 con un déficit conjunto del 1,7%. Dicho de otra manera, no existirían buenas perspectivas a finales de este año si no se hubieran hecho los deberes de la austeridad, las reformas de fondo y la Ley de Estabilidad Presupuestaria, combinación de factores que han producido la mayor reducción de déficit estructural de la historia de España. Si Europa nos mira hoy como un país serio y solvente, con autoridad moral para que se revise al alza su objetivo de déficit en 2013, es precisamente por todos los esfuerzos realizados y por otros que están en marcha, como un nuevo plan de proveedores ligado a la morosidad. Es cierto que la lacra del desempleo no da tregua, sobre todo el paro juvenil. Pero también aquí cabe cierta esperanza. Es evidente que los datos positivos del mes de marzo, con la creación de casi cinco mil nuevos empleos, obedecen al factor estacional de la Semana Santa. Pero no sólo. Un análisis más detallado de la evolución del mercado laboral en lo que va de año permite concluir que la destrucción de empleo en la actividad privada ya ha tocado techo y que donde más paro se registra es en el campo de las administraciones públicas, sobre todo debido a la no renovación de los contratos de interinidad. Es la consecuencia natural de los recortes a los que aludió Montoro para cuadrar las cifras del déficit. No es consuelo suficiente ni lenitivo para esos cinco millones de españoles en paro, pero frente a los agoreros y castastrofistas, cabe anteponer con fundamento, como hizo ayer el ministro en la casa de LA RAZÓN, un mensaje de esperanza y la certidumbre de que «todos nos necesitamos porque todos dependemos de todos».
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