Tribuna

La educación de los jóvenes en ciencias y matemáticas

La sociedad debería cuidar y mimar la educación en ciencias y matemáticas de nuestros jóvenes a todos los niveles

Pere Brunet
La educación de los jóvenes en ciencias y matemáticas
La educación de los jóvenes en ciencias y matemáticasRaúl

En este mundo complejo, cambiante e incierto, los avances científicos y técnicos deberían guiar y armonizar los procesos de transformación a todos los niveles, local, regional y global, en el marco de un equilibrio ético entre lo que se puede hacer y lo que es factible, de manera que se favorezca una transformación de la realidad que sea justa, equitativa, sostenible para el planeta y digna para las generaciones actuales y venideras. La ciencia y la tecnología nos son y nos serán esenciales para la construcción del futuro. Por ello, la sociedad debería cuidar y mimar la educación en ciencias y matemáticas de nuestros jóvenes a todos los niveles, promoviendo además el interés por las carreras universitarias en las áreas STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus iniciales en inglés) entre nuestras y nuestros estudiantes de primaria, ESO y bachillerato.

En este contexto, la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA, International Association for the Evaluation of Educational Achievement) ha publicado recientemente el estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias TIMMS 2023. El estudio se realiza cada cuatro años desde 1995. En esta última edición han participado 59 países con alumnos de cuarto de primaria y 44 países con alumnos de segundo de la ESO. Nuestro país ha contado con una muestra representativa de más de 500 centros educativos y más de 10.000 estudiantes, siendo uno de los 59 países que ha pedido centrarse en la evaluación de cuarto de primaria, como ha hecho desde la edición de 2011.

En sus conclusiones sobre la situación en España, el informe TIMMS 2023 indica que la evolución a partir de 2015 no ha sido buena, apreciándose un suave descenso de las puntuaciones desde entonces. Actualmente, las comunidades de Castilla y León, Asturias, Madrid y Navarra son las que obtienen mejores puntuaciones en conocimientos matemáticos, entre 522 y 517 puntos, todas ellas por encima de la media de 514 puntos de la Unión Europea, aunque por debajo de la media de 525 puntos de la OCDE. En el extremo contrario se encuentran Andalucía, Cataluña, Canarias y Baleares, con puntuaciones medias inferiores a la media de España. En Ciencias, Asturias, Galicia, Castilla y León y Madrid tienen puntuaciones medias por encima de los 520 puntos, mientras que Cataluña, Canarias, Andalucía y Baleares están cerca de los niveles de rendimiento intermedio y bajo.

Los resultados son preocupantes. En matemáticas, casi un 10% de nuestros alumnos de cuarto de primaria tienen un nivel muy bajo y un 28% lo tienen bajo. Su nivel es alto en un 21% de los casos, y avanzado en un 4%. En ciencias, el porcentaje de alumnos con nivel bajo o muy bajo es del 33%. En todo caso, estos resultados son ligeramente mejores en ciencias, con 504 puntos de media en España, que en matemáticas, con 498 puntos. Nuestros resultados son alrededor de 10 puntos inferiores a los de la media de los países de la OCDE o a la media de la UE. Países como Corea del Sur y Japón han obtenido puntuaciones superiores a los 550 puntos. Es evidente que debemos mejorar.

De todas maneras, y como hace años ya indicaban los resultados del proyecto ROSE, la realidad es más compleja, siendo aún peor de lo que indican las cifras de los estudios TIMSS y PISA. Porque incluso los estudiantes de los países que muestran mejores resultados en estas pruebas tienden a mostrar un interés muy bajo por la ciencia, con actitudes que luego emergerán en sus opiniones como ciudadanos. El proyecto ROSE detectó asimismo algunos aspectos preocupantes como el de una diferencia significativa entre chicas y chicos, sobre todo en los países ricos, en su percepción del interés de la visión científica, y en el hecho de que los jóvenes son más indiferentes a la ciencia que los adultos. Y alertó de que el desinterés por las materias STEM se materializaba básicamente entre los nueve y los diez años por razones que en parte se debían a la baja actitud «afectiva» y de entusiasmo por parte de sus educadores y familiares. En esta línea, las Universidades Complutense y Politécnica de Madrid, con la colaboración de la Real Academia de Ingeniería, han puesto en marcha un máster conjunto orientado precisamente a mejorar la formación y el cariño por las materias STEM de los educadores, especialmente los de educación infantil.

Necesitamos jóvenes formados en ciencias, matemática y tecnología. Los necesitamos para generar tecnología, para usarla y para entenderla. En definitiva, para contribuir al desarrollo sostenible y mejorar así la calidad de vida de la sociedad. Nuestro sistema educativo debería formar mejor en materias STEM a los educadores de todos los niveles, empezando por la educación primaria y mejorando asimismo los métodos pedagógicos en las áreas de matemáticas y ciencias. Evitando la brecha de género. Y todo ello con el triple objetivo de transmitir habilidades y conocimientos STEM a los jóvenes, entusiasmarles para generar una actitud afectiva positiva hacia estas materias, y ofrecerles los valores de una actitud científica –espíritu y análisis crítico, escepticismo, comprobación basada en los hechos, estudio, curiosidad y capacidad de asombro, conciencia de los límites y restricciones entre otros– que les serán útiles sea cual sea su camino profesional y vital. No podemos dejar de transmitirles lo que su futura sociedad les demandará.

Pere Brunet,de la Real Academia de Ingeniería.