Estrellarse contra el muro de las pensiones (una y otra vez)

Lo de las pensiones se parece demasiado al cuento –dicen–, más corto en español, el de Augusto Monterroso: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí». Pues en esto de las pensiones, todos nos despertamos, con cada nuevo Gobierno, y el problema sobre cómo pagarlas sigue ahí. Enquistado en nuestra sociedad. Ayer, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), en su enésima llamada de atención, afirmó que ve «poco recorrido» al vigente índice de revalorización de las pensiones, que solo garantiza una subida mínima anual del 0,25 %, y considera un problema que no exista un consenso político en torno a cómo actualizarlas a futuro. La AIRef insiste en alcanzar una edad efectiva de jubilación de 67 años y ampliar el periodo de cálculo de las pensiones. Además de la necesidad de impulsar un plan de natalidad y de inmigración que apuntale el actual sistema. Frente a ello, sindicatos como UGT volvieron por donde solían al exigir, al hilo de lo dicho por la AIRef, que la primera medida que aborde un nuevo Congreso de los Diputados sea la revalorización de las pensiones conforme «al IPC real». Las llamadas a la sostenibilidad del sistema siempre son bien recibidas. Lo malo es que habrá un momento en que no se podrá llevar a cabo. Será tarde.