El trípode
España, potencia turística mundial
Existen sobrados motivos para sentirnos orgullosos de nuestra España –sin incurrir en ninguna vanidad, por supuesto– pese a nuestros defectos y limitaciones
Una auténtica ola de calor parece instalarse en España en este mes de agosto. Lo cierto es que últimamente el clima parece estar tan desestabilizado como lo está la sociedad española, y hemos pasado de un comienzo del verano en junio –y desde entonces a ahora– con temperaturas más propias de una agradable y prolongada primavera, que de un caluroso verano. Pero el mes de agosto ha acudido puntualmente a su cita anual en el calendario, con los termómetros marcando incluso por encima de los 30º en horario nocturno, en no pocas zonas de la Península y de las Islas, tanto de las Baleares como de las Canarias. Pero pese a ello, el turismo sigue batiendo récords con millones de turistas extranjeros que nos visitan, atraídos por los encantos de España. Y no solo de los naturales, como nuestras costas con sus maravillosas playas, sino también los del interior, cada vez más solicitados, además de los monumentos históricos y culturales de los que podemos sentirnos legítimamente orgullosos. Y sin olvidar nuestra gastronomía y las costumbres, como la de socializar en las terrazas de los establecimientos del gremio de la restauración. España es la segunda potencia mundial en el ranking turístico, solo superada por Francia y por delante de EEUU, China e Italia –y de mantenerse la tendencia–, con posibilidad de superar a Francia, alcanzando la cifra de los 100 millones de turistas anuales. De hecho, para este año se prevé ya la cifra de 90 millones. Consecuencia evidente es que la participación del sector turístico en nuestro PIB es un reflejo de su importancia en la economía nacional y de su desarrollo. El clima mediterráneo es muy agradable durante todo el año, sin menoscabo del atlántico, con el archipiélago canario como referencia indiscutible de ello. El patrimonio histórico, con 50 bienes declarados como tales por la UNESCO, es un creciente atractivo para muchos de nuestros visitantes, pudiendo destacar entre ellos la Alhambra de Granada, la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona o la Catedral (ex mezquita) de Córdoba, junto a otros muchos que pueblan nuestra geografía nacional. Otro dato significativo en este ámbito es que, en la ratio entre la población nacional y la turística, España es con diferencia la primera mundial, dado que esta casi duplica a la nacional, muy por delante de Francia e Italia y, por supuesto, de EEUU y de China. Como vemos, existen sobrados motivos para sentirnos orgullosos de nuestra España –sin incurrir en ninguna vanidad, por supuesto– pese a nuestros defectos y limitaciones. Y un sano patriotismo debería acompañar a esta realidad, virtud de la que no andamos precisamente sobrados. Para nuestra desgracia.