Opinión
El falsario relato occidental sobre Ucrania
Lo único que se suministra a los occidentales europeos es el falsario relato oficial elaborado en las «profundidades» de Washington, según el cual es una guerra entre dos bandos
Habrá que preguntar en algún momento a la UE –es decir, a los dirigentes de los 27 estados que la integran y en especial a doña Ursula von der Leyen y Josep Borrell– hasta cuándo piensan contemplar impasibles la guerra que se desarrolla en su inmediata frontera oriental. Una contienda que ya ha provocado en ambos bandos un número incontable de víctimas mortales y de heridos, así como de refugiados que huyen de su horror, calculados en más de un millón de ucranianos, especialmente mujeres y niños.
Lo único que se suministra a los occidentales europeos es el falsario relato oficial elaborado en las «profundidades» de Washington, según el cual es una guerra entre dos bandos: por un lado los «buenos», representados por el actor Zelenski, especialista en el papel asignado por el guion de la película producida y financiada por el complejo industrial militar estadounidense y sus intereses geopolíticos. Enfrente se encuentran los «malos», con su líder encarnado en Putin, al que llevan matando de enfermedades y destituciones inventadas desde hace meses.
La estratégica ciudad de Bajmut cayó la pasada semana definitivamente en manos rusas, pasando ahora desapercibida a la actualidad informativa después de haberse anunciado por activa y por pasiva su inminente recuperación por Zelenski. La Comunidad Política Europea reunida en Moldavia no adoptó ninguna iniciativa en favor de un alto el fuego del conflicto, sino que todo fue reiteración del apoyo total e ilimitado al actor con disfraz de camuflaje, prometiendo más y más armas. Ese actor está interpretando el papel de héroe ucraniano, cuando en realidad está sacrificando a su pueblo por intereses muy alejados de los de su patria ucraniana.
No nos cansaremos de insistir –en defensa de la verdad– que no se trata de defender a Putin, sino a la verdad histórica: los máximos responsables de lo que sucede son los EEUU y muy en especial presidentes demócratas como Clinton, Obama y ahora Biden. El primero, por incumplir por acción el compromiso alcanzado tras la implosión de la URSS el 8 de diciembre de 1991 de no extender la frontera oriental de la OTAN a los países de la órbita soviética que formaban el Pacto de Varsovia, su homónima comunista, ahora integrantes todos ellos de la OTAN. Y por omisión, al no haber aprovechado la oportunidad histórica de estrechar lazos políticos, económicos y militares con Rusia cuando Boris Yeltsin lo demandaba, en lugar de tratarla como un potencial gran enemigo. Esto hubiera unificado a la Europa de raíces cristianas «desde el Atlántico hasta los Urales».
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