Una fecha histórica para la paz mundial

El 25 de marzo, fiesta de la Anunciación y Encarnación del Señor, es una fecha importante del calendario litúrgico de la Iglesia, pero también ha de serlo de la Historia europea y mundial por extraordinarias razones. En esa fecha de 1984, el Papa san Juan Pablo II hizo la primera y más completa consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María para cumplir con lo que la Virgen anunció en Fátima el 13 de julio de 1917, y que después haría saber a Lucia en Tuy el 13 de junio de 1929 que había llegado el momento de realizar. Se trataba nada menos que de impedir la expansión de «los errores de Rusia» –el comunismo– por el mundo, y de «evitar una guerra mayor» que la que se estaba produciendo en 1917 –la Primera Guerra Mundial–, en clara referencia a la Segunda. A los pastorinhos les dirá que «las guerras son consecuencia de los pecados de los hombres», y que la «guerra del 14», que entraba en su cuarto año, «acabaría pronto», como así fue el año siguiente 1918. También les advirtió que «si no había conversión, vendría otra guerra mayor como castigo». Entonces faltaban 10 años para que en 1939 se desencadenara la Segunda Guerra Mundial tras pactar Hitler con Stalin la invasión de Polonia el 1 de septiembre. Pese al largo plazo dado, no se cumplió su petición de consagración.

Sabido es que tuvo que suceder el atentado contra el Papa san Juan Pablo II «coincidiendo» con la fiesta de la Virgen de Fátima el 13 de mayo de 1981 para que, como este afirmó, «la Iglesia y el Papa» se dieran cuenta de que la consagración pedida en Tuy en 1929 debía ser atendida. La tensión política y militar entre los EEUU con Ronald Reagan y la URSS con Brezhnev había llegado a un nivel de gran peligro para la humanidad, sabedor Moscú de que con el «escudo espacial» estadounidense, ellos habían perdido la Guerra Fría basada en la DMA –«Destrucción Mutua Asegurada»–, con el añadido de los atentados frustrados contra el Papa y Reagan.

La consagración de Rusia al ICM efectuada el 25 de marzo de 1984, supuso la desaparición del Muro de Berlín en 1989 y de la URSS el 8 de diciembre (fiesta de la Inmaculada Concepción) en 1991. Ante la situación de guerra en Ucrania, el Papa Francisco renovó esa consagración en la misma fecha de 25 de marzo el 2022, un mes después de comenzar la invasión rusa. Ahora ha pedido que se renueve cada año en esa histórica fecha. Las batallas espirituales se ganan con armas espirituales.