Editorial

Feijóo hace lo que debe en una misión imposible

Que Núñez Feijóo pretenda recuperar trazas de normalidad institucional y democrática nos parece encomiable, más aún con un antagonista del que solo ha recibido desdén e insultos

Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez se han citado hoy en el Congreso de los Diputados en el marco de la ronda de contactos del primero con el objetivo de encarar el debate de la investidura. Lo primero que cabe mencionar es que el cara a cara entre los líderes de las dos grandes fuerzas políticas se haya convertido en un acontecimiento noticioso en la España de hoy. Es una de las principales secuelas del sanchismo, que ha girado buena parte de su política en la exclusión y la marginación del Partido Popular, salvo en las contadas excepciones en las que sus socios abocaron iniciativas parlamentarias a la derrota y se vio obligado a recurrir a otros votos . El presidente del Gobierno ha practicado el cordón sanitario con el centro derecha en ese desempeño consciente y premeditado de arrumbar la institucionalidad y someter el parlamentarismo a sus dictados. Hablamos de elementos capitales del sistema democrático, que se cimienta en las normas y los usos que cobijan la pluralidad emanada de la soberanía nacional y los resortes de control frente a cualquier devaneo personalista y autoritario. Que Núñez Feijóo pretenda recuperar esas trazas de normalidad nos parece encomiable, más aún con un antagonista del que solo ha recibido desdén, insultos y difamaciones y que no ha manifestado en una sola ocasión un mínimo de consideración sobre todo a los millones de españoles que representa el líder del PP. Hay razones de sobra para colegir que el gesto de Pedro Sánchez es mero tacticismo al servicio de un estrategia de desgaste y menosprecio al derecho de Núñez Feijóo de intentar la investidura. También a su triunfo en las elecciones generales por el que aún no lo ha felicitado, mientras se lo ha apropiado para un presunto progresismo. Ayer mismo, en la víspera de un encuentro que en cualquier democracia seria revestiría relevancia notable para el futuro de la gobernabilidad, portavoces del sanchismo vertían improperios y descalificaciones contra un político al que apoyan doce millones de españoles. Como dirigente competente y experto, Núñez Feijóo no puede ignorar que al otro de la mesa encontrará un muro de intolerancia y arbitrariedad, que prefiere comprometerse y ceder con los representantes del brazo político y militar de ETA, los golpistas contra el orden constitucional y un prófugo de la Justicia española acusados de graves delitos antes que empeñarse en reorientar el país y garantizar su estabilidad con un compromiso constitucionalista que englobara a la inmensa mayoría de las Cortes para sacar adelante las reformas estructurales que España requiere. Ha optado por entregar los indultos, la sedición, la malversación, los presos de ETA y ahora la amnistía y el referéndum. El sanchismo es una misión imposible para la democracia, pero entendemos el esfuerzo del aspirante a la Presidencia por sacar a la nación del estado de excepción que amenaza sus libertades.