Editorial
Feijóo retrata a un Gobierno paralizado
España necesita iniciativa contra tanta parálisis, arbitrariedad y ruido, un Gobierno que haga honor a tal nombre, juegue limpio, sirva a la gente y recupere la verdad
Pedro Sánchez manda, pero no gobierna. No lo hace desde que alcanzó el poder pese a su derrota en las últimas elecciones generales y superar la investidura gracias a una eficiente maniobra mercantilista con los enemigos de la España constitucional sin otro plan ni programa que atrincherarse en la Presidencia por cualquier medio. El resultado ha sido que un año después el país anda sumido en una situación de excepcionalidad política e institucional con un mandatario que no cuenta con la confianza de la Cámara como prueban sus continuadas derrotas parlamentarias y su incapacidad para sacar adelante propuestas de calado en las Cortes. Hasta el punto que Sánchez ha manifestado su decisión de seguir en Moncloa cuente o no con el refrendo del poder Legislativo como si la Constitución no consagrara un sistema de gobierno parlamentario y la experiencia y la ética democráticas no concluyeran la obligada la renuncia, el desalojo de la Presidencia y la convocatoria de elecciones llegados a esa coyuntura. Padecemos, por tanto, una acción ejecutiva de marcada provisionalidad, que ha dado preferencia a pleitos particulares y quebraderos personalistas en función de las ambiciones y la estrategia de todos los que comparten y viven del régimen, tan distantes de la inmensa mayoría de los españoles. Ese desistimiento de sus responsabilidades principales como gabinete se puede concretar de nuevo en el fiasco de una segunda prórroga presupuestaria, que dejaría en evidencia de nuevo las hipotecas y el lastre de la derrota electoral. Alberto Núñez Feijóo ha entendido, con el sentido de estado que a Sánchez y sus corifeos les falta, que las emergencias del país y de sus ciudadanos requieren voluntad, soluciones y compromisos. Y en ello está. Lo ha probado de nuevo con un acuerdo migratorio de hondo calado y relevancia con el Gobierno de Canarias, que al menos compromete de facto a la mayoría del territorio nacional que controlan los populares. Un pacto de amplio espectro que establece medidas concretas para afrontar la urgencia migratoria y definir un enfoque global con múltiples intervenciones, que será puesto en conocimiento del Gobierno y al que debería contribuir en positivo como una oportunidad de cambiar las cosas con plenas garantías, aunque no sin dificultades ni réditos milagrosos. España necesita acuerdos y alguien capaz de conciliar intereses y de sumar en asuntos de complejidad y trascendencia que erosionan el día a día de los hogares y las empresas. Ámbitos como la financiación autonómica, la economía, la educación o la sanidad. Feijóo lo ha hecho con los barones del partido definiendo rutas compartidas y obligaciones comunes que nunca son simples. España necesita iniciativa contra tanta parálisis, arbitrariedad y ruido, un Gobierno que haga honor a tal nombre, juegue limpio, sirva a la gente y recupere la verdad. Que sea una solución y no un problema.
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