La situación
Gobernar o estar en el Gobierno
«Esta no será tanto una legislatura para gobernar. Será, sobre todas las cosas, una legislatura para sostenerse en el Gobierno»
Ya estamos en la semana con la que termina el mes de noviembre, y en estos días estaba prevista la primera reunión de la mesa de negociación –así se especifica en el pacto PSOE-Junts–, en la que se sentará Puigdemont con, probablemente, el número tres del PSOE, Santos Cerdán, al otro lado. Todo esto se supone, porque hemos pasado de la discreción al secreto y, de ahí, a la semiclandestinidad, con lo que suponer es todo lo que se puede hacer.
En España nos hemos acostumbrado a que sea normal todo aquello que no lo es en absoluto. No es normal negociar con un prófugo de la justicia; menos aún, la investidura de un presidente y su posterior capacidad para gobernar. Y no es normal negociar con ese mismo prófugo cómo se gestiona la cuestión catalana, que no es otra cosa que la cuestión española, porque se supone que todos los españoles tenemos derecho a opinar sobre España, y a ser «negociados» sobre un asunto que a todos nos compete.
Pero no será así: se negocia en el extranjero con la mediación-verificación de unos relatores, también extranjeros, cuya identidad desconocemos. Y estas reuniones se repetirán cada mes para que los verificadores y Puigdemont le digan a Pedro Sánchez si está cumpliendo lo pactado. De facto, las sesiones de control al Gobierno se trasladan desde las Cortes Generales a ese lugar indeterminado en el que los enviados de Sánchez negocian con Puigdemont con la mediación de personajes igual de indeterminados.
Entretanto, la batalla por la amnistía, afectada por las acusaciones de lawfare, se desarrollará con la lógica calentura política. Y el presidente del Gobierno no la evita. De hecho, ha preparado un Consejo de Ministros de militantes muy militantes, sin una sola aportación novedosa de la sociedad civil; un gabinete de políticos guerrilleros, listos para darlo todo en el campo de batalla de las instituciones y de los medios, porque esta no será tanto una legislatura para gobernar. Será, sobre todas las cosas, una legislatura para sostenerse en el Gobierno. Y Moncloa está lista para el combate.
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