Apuntes
Hannibal ad portas... de Madrid
Sánchez ha comprado la Generalitat y alguien va a tener que aflojar la pasta
Se empieza prohibiendo fumar en las terrazas y se acaba interviniendo la Consejería de Hacienda de la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso no sólo tiene al enemigo a las puertas, sino que, en el interior de la fortaleza liberal, por libre, opera una quinta columna que sigue las consignas adversarias con la precisión del relojero. Como los datos están profusamente publicados en internet, no es cuestión de enredarse en prolijidades estadísticas, sólo constatar que la comunidad madrileña es la que presenta la menor presión fiscal de toda España –junto con Baleares, que también estuvo gobernada durante décadas por las derechas–, la que obtiene mayores ingresos fiscales y la que, en el ámbito municipal, reúne en cabeza a las ciudades mayores de 50.000 habitantes donde menos impuestos se pagan, mejor se vive –Boadilla del Monte, Majadahonda, Las Rozas, Getafe, Alcobendas– y, por lo tanto, donde más cargos públicos socialistas fijan su residencia habitual, que lo de Rivas o Parla les debe parecer cutre.
Por supuesto, la ciudad de Madrid tiene menor carga impositiva que Barcelona y, aunque suene a coña, la Unión Europea la destaca por la progresividad de sus impuestos, que es uno de los mantras de la izquierda, lo que a cualquier facha de pro le haría replantearse el voto a Martínez-Almeida y su maldita zona de bajas emisiones. En cualquier aspecto de la vida social, cultural y económica que examinemos, la Comunidad Madrid gana por goleada. Por ejemplo, según los últimos datos del INE, es la región –otra vez junto con Baleares–, que menos niveles de absentismo laboral tiene y que menos bajas por enfermedad registra. Las que más son País Vasco y Canarias, seguramente, porque ni el dinero ni la belleza dan la felicidad. Por último, Madrid es la Comunidad que más crece demográficamente, la que más inversiones extranjeras capta y la que mejores torreznos sirve, se pongan en Soria como se pongan. Los problemas, que los hay, se los dejo glosar al delegado del Gobierno, Francisco Martín, el líder de la quinta columna, que para eso le pagan.
Expuesta la situación y dado que la Comunidad de Madrid, es decir, sus trabajadores y sus empresas, es la que más aporta a la caja común autonómica, por delante de Cataluña y Baleares, que son las únicas regiones paganinis, y que la Generalitat catalana se ha constituido bajo la premisa de bajarse del carro y poner la mano, va a ser preciso que Isabel Díaz Ayuso juegue de mano maestra, se ate los machos y se juramente, como los romanos, a que Aníbal Sánchez nunca cruce las puertas de la región, con su secuela de ruina y moralina de izquierdas, que uno no sabe qué es peor. La campaña está en marcha y las proclamas de domeñar «el paraíso fiscal madrileño», de acabar, como decía el socialista asturiano Barbón, «con la extractora de recursos madrileña», son consignas para justificar lo injustificable: que el sanchismo ha comprado la Generalitat de Cataluña al nacionalismo y alguien va a tener que aflojar la pasta. No sé cómo la presidenta piensa encarar la defensa y no veo que sea factible que los madrileños, hijos de todas partes, se pasen al nacionalismo excluyente, (incorporando las playas de Valencia y la bahía de Santander, claro). Tal vez, podríamos fomentar el absentismo laboral y las bajas por depresión. Total, al País Vasco no le va tan mal y nadie le pide más dinero.
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