El canto del cuco
Los intelectuales abandonan a Sánchez
Pedro Sánchez se ha quedado sin el favor de la calle y sin cobertura intelectual. Está desamparado, rodeado de una amplia corte de funcionarios agradecidos y complacientes
Está produciéndose una quiebra, que parece irreparable, entre el actual poder político y los pensadores de su misma cuerda ideológica. Es, sobre todo, la ley de Amnistía la que está provocando el desconcierto y la estampida general en la izquierda. La mayor parte de las cabezas pensantes -filósofos, escritores, periodistas…- se sienten defraudados. Los más decentes, o los que tienen poco que perder, se están manifestando con amargura y algunos hasta con ferocidad. No faltan los que se contienen y no expresan públicamente su rechazo a lo que está pasando por miedo a perder posiciones privilegiadas o rentables. Se conforman con desahogarse en los cenáculos. En los más sectarios predomina aún la excusa de tragar con la amnistía y con lo que sea con tal de evitar que venga la derecha. «Al fin y al cabo, estos son los nuestros». Así justifican su silencio.
Pero el cortejo de «los de la ceja», que acompañó a Zapatero en su desgraciado mandato, o de «los de la bodeguilla» de Felipe González, aquellas noches tan divertidas de vino y rosas, se han disuelto. Permanece, si acaso, de guardia el puñado comunista y charanguero del espectáculo, que firma manifiestos de vez en cuando. Pero aquí hablamos de intelectuales. Es un hecho que Pedro Sánchez se ha quedado sin el favor de la calle y sin cobertura intelectual. Está desamparado, rodeado de una amplia corte de funcionarios agradecidos y complacientes.
Basta observar lo que pasa en el medio más cercano al poder sanchista, en el que van desapareciendo, en silencio o con estrépito, las firmas más notables, las de criterio propio, las discrepantes. Y las prestigiosas que aún quedan no ocultan ya su disconformidad. Este último domingo escribe Javier Cercas un alegato contra la sumisión incondicional de los intelectuales de izquierda al poder. Cita a Camus: Rebelde es un hombre que dice no a los suyos. Cercas no traga con la amnistía de Sánchez, que era uno de los suyos. En el mismo periódico se destapa Jordi Amat con una columna titulada «La amnistía por el mal camino». Dice que la apelación al interés general «es percibida como una impostura que sólo oculta la voluntad de poder de Pedro Sánchez y el cálculo de Puigdemont y su espacio político». Eso parece. A estas alturas del siglo, dominado por el espectáculo, cualquier habilidoso joven con cientos de miles de seguidores en la red tiene más influencia en la opinión pública que el más sesudo intelectual; pero no deja de ser significativo e interesante que los intelectuales de izquierda abandonen el «sanchismo».
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