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V de Viernes

Irrumpe el coche de hidrógeno

Los nuevos prototipos desafían la tecnología y la sostenibilidad, permitiendo recargas en segundos con una autonomía de hasta mil kilómetros

Hablamos y hablamos del coche eléctrico, y poco o nada del de hidrógeno, que en realidad es también eléctrico, solo que de electricidad generada por H2. Hace días saltó la noticia sobre el “NamX”, un auto de hidrógeno que marca un hito en tanto que usa cápsulas intercambiables que permiten un reabastecimiento en 120 segundos, mucho más rápido que los eléctricos. Tiene una autonomía de hasta mil kilómetros gracias a su capacidad de almacenamiento de 8 kg, lo que lo hace perfecto para viajes largos. Cuando se acaba el H2, se recarga o bien se cambian las cápsulas que lleva, en dos minutos. Es tan ecológico que solo emite agua como residuo. Ni un gramo de CO2. Lo que se explica porque el hidrógeno es el elemento más básico de la naturaleza. Nunca se acaba. El sol y las estrellas están hechos de H2. El reto está justamente en producirlo y almacenarlo, algo en lo que trabajan desde hace años tanto las industrias de la energía como la del automóvil. Si se logra electricidad de hidrógeno a partir del agua de mar, o del agua reciclada y potabilizada, estaríamos dando un paso de gigante.

¿Cómo funciona el HydroCar?. Usa una pila de combustible, que capta oxígeno de la atmósfera y lo combinan con hidrógeno a alta presión almacenado en un depósito, propiciando una reacción química que genera electricidad y vapor de agua. A partir de ahí funciona como un eléctrico. Entre sus ventajas está la autonomía, pero también el tiempo de recarga: apenas minutos para llenarse, mientras que una batería eléctrica necesita horas. ¿Problemas? Que hoy apenas hay hidrogeneras públicas. España cuenta con un plan para abrir más de 100 establecimientos de este tipo en 2030, pero actualmente sólo cuenta con seis en Madrid, Sevilla, Zaragoza, Huesca, Albacete y Puertollano, ninguna de ellas de uso público, sino para flotas de las empresas. Los problemas de recarga se solventan con las capsulas, pero habría que construir hidrogeneras, o venta de capsulas en las gasolineras, para intercambiar una vacía por otra llena.

Para poder ser usado como combustible, el hidrógeno ha de tener un alto grado de pureza (95% al menos), por lo que ahora su precio no es barato. Luego está el tipo de hidrógeno que se emplea. Sólo el verde es ecológico. El gris y el azul se logran a partir del gas natural. También hay hidrógeno dorado, negro, turquesa, o rosa, dependiendo de la energía usada para producirlo (carbón, petróleo, nuclear, etc). Sólo el verde proviene de energías renovables, garantizando un proceso que no emite nada de dióxido de carbono. En la actualidad apenas representa el 1 por ciento del hidrógeno que consumimos.

Otro hándicap, la seguridad, también está mejorando considerablemente. El H2 es inflamable a alta presión, pero debido a la gran pureza del hidrógeno vehicular, el riesgo se reduce casi en su totalidad. Ya hay vehículos de pila combustible con calificación 5 estrellas en test de seguridad, o sea, el máximo, por lo que son absolutamente seguros.