Parresía
Kit de supervivencia
Europa despierta para intentar defenderse unida y Pedro Sánchez, en este escenario, se ha vuelto intrascendente por la debilidad de su propio Gobierno de coalición, a la gresca por el gasto en Defensa y por tantas otras cosas
Hace poco más de tres años se declaró la guerra en Ucrania y, desde un primer momento, todo el planeta empezó a especular sobre el verdadero estado de salud de Vladimir Putin. ¿Por qué hacía lo que hacía? ¿Demencia senil, cáncer terminal? ¿Cuánto tiempo le quedaba de vida? Pues ahí sigue el individuo con sus ideas napoleónicas, y lleva ya 25 años de criminal mandato. Esta semana, el presidente Zelenski ha dicho que Putin morirá pronto pero, visto lo visto, no me lo tomo muy en serio.
Algo parecido ocurre con Donald Trump y sus bravuconadas. Durante su última campaña presidencial afirmó en varias ocasiones que, si ganaba, él mismo acabaría con la guerra de Ucrania en 24 horas, aunque nunca le dieran el Nobel de la Paz. Recién llegado a la Casa Blanca, desde el Despacho Oval, insistió en la idea, aludiendo a su amistad con Putin. Ahora mismo, ni él ni su equipo son categóricos al hablar de esa hipotética capacidad «trumpista» de frenar esa contienda y la de Oriente Próximo.
Tengámoslo claro: El presidente ruso maneja los tiempos, amigos. En estos momentos, me temo que Putin es al mundo lo que Puigdemont a España. Y Europa lleva las de perder en este nuevo orden mundial que se nos ha quedado, sin Estados Unidos a nuestro lado.
«Un misil ruso tardaría 10 minutos más en llegar a Madrid que a Varsovia», ha dicho el secretario general de la OTAN, inquietante, antes de la cumbre de ayer, en París. Un recordatorio de que el serio problema que tienen los aliados fronterizos con Rusia es extensible al resto. Incluso a nosotros, los más alejados sentimental y geográficamente de Moscú.
España, en tanto que pertenece a la OTAN y a la Unión Europea, está obligada a ayudar en lo que sea necesario en un contexto incierto en el que, para bien o para mal, Reino Unido y Francia llevan la batuta (los británicos han vuelto, a pesar del Brexit). Nuestro vecino Macron reunió ayer a representantes de 30 países para coordinar el rearme europeo mientras, en Pekín, el titular de exteriores francés despachaba/mediaba con su homólogo chino.
En conclusión, Europa despierta para intentar defenderse unida y Pedro Sánchez, en este escenario, se ha vuelto intrascendente por la debilidad de su propio Gobierno de coalición, a la gresca por el gasto en Defensa y por tantas otras cosas. No hay capacidad armamentística, ni suficiente inversión, ni medios, ni consenso político que le permitan a Sánchez aspirar a ese liderazgo internacional que tanto persigue. En la calle, entretanto, miramos a Putin con recelo y, con tanto anuncio del KIT de supervivencia, nos asustamos. De momento, papel higiénico queda.