Opinión

La mala campaña de Sánchez

El desgaste que acumula Sánchez requería de una estrategia que le hiciese al PSOE dar un estirón.

El domingo será el día D del futuro político español, la suerte está echada. Si Sánchez es capaz de salvar los muebles, es decir, mantener los feudos que, como Valencia, están en disputa, el PSOE recibirá una inyección de optimismo que le volverá a situar en la carrera por la Moncloa. Si, de lo contrario, el PP arrebata plazas emblemáticas, la sensación de cambio de ciclo será imparable.

El PP se ha subido al carro de un Sánchez hiperactivo, que se ha tomado la campaña como si fuesen las elecciones legislativas realizando cada día una propuesta nacional, intentando convertirlas en un plebiscito sobre el líder socialista.

Feijóo ha conseguido el objetivo a medias. Probablemente, los electores más conservadores acudirán a votar en esa clave, pero los desencantados con el PSOE o con la bronca entre Díaz e Iglesias no votarán en esa frecuencia.

Tampoco los indecisos, objeto de deseo de los partidos en los días previos a las elecciones. Algunos estudios establecen que hay un 15% de ciudadanos que lo deciden a última hora y eso puede ser determinante en la formación de muchos gobiernos.

El CIS apunta a que solo un 58% de los ciudadanos habían decidido su voto antes de empezar la campaña y que el 25% tomaría posición durante la campaña.

Cuando ocurre algo que impacta en la sociedad, aumenta la participación. Por ejemplo, en las elecciones de 2004, tres días después de los atentados en la red de cercanías de Madrid, la asistencia a las urnas se cifró en casi el 80%.

Sin embargo, no fue la causa de que ganase el PSOE, durante la campaña ya se había producido el sorpasso, sencillamente se demostró que los indecisos se distribuyen en la misma proporción que los demás.

También puede ocurrir la desmovilización los votantes. Ocurre si el debate político se enfangue y la política española lleva en esta situación bastante tiempo, terminándose de embarrar con la inclusión en las listas de Bildu de condenados por delitos de sangre y la compra de votos en algunos sitios.

Pero no habrá trasvase de voto hacia el PP, sino que desanimará al electorado socialista a acudir a votar.

El desgaste que acumula Sánchez requería de una estrategia que le hiciese al PSOE dar un estirón. Sin embargo, se ha cometido el error de personalizar todo en el líder socialista y este va a pagar por los errores de pactar en la legislatura con quien no se debía.