Sin Perdón

Marlaska nunca dimitirá

«Lo sucedido en Barbate es la constatación de los errores cometidos por el ministro y su equipo político»

No tengo especial interés en que Marlaska dimita o en que no lo haga. La razón es que en el sanchismo nunca nadie dimite. Es una pérdida de tiempo reclamarlo. Sánchez nombra o cesa. Es un sistema arbitrario, porque te puede mantener siendo un inútil o cesar siendo una persona competente. No importan ni el mérito ni la capacidad, salvo que se incluya en este apartado la ciega lealtad al líder y la sumisión al aparato del partido. Marlaska no es un ministro quemado, sino incinerado. En algunos momentos me da la impresión de que arranca cada mañana la hoja del calendario a la espera de llegar a la jubilación. Con lo duro que es hacer una oposición de magistrado y lo interesante que es ejercerla en la Audiencia Nacional, me fascina que alguien prefiera ser ministro en un gobierno sanchista. El perpetuarse en un cargo siempre me ha parecido un destino muy aburrido. He de reconocer que hay gente que se siente fascinada por el coche oficial, el despacho ministerial y una nube de escoltas, pero es algo muy efímero. He conocido tantos «ex» que no soy capaz de recordarlos a todos.

Lo sucedido en Barbate es una gran tragedia humana, pero también es la constatación de los errores cometidos por el ministro y su equipo político. El Gobierno está más ocupado ejerciendo como oposición del PP, intentando atacar a Feijóo y humillándose ante Puigdemont, que preocupándose por los intereses y necesidades de los españoles. La principal ocupación de la RTVE, convertida en el canal temático del PSOE, y el diario gubernamental, así como de la pléyade de medios sanchistas es intentar revertir el resultado en las gallegas. Lo fundamental es que una nacionalista radical presida la Xunta. Por eso, ninguno de ellos pedirá la dimisión de Marlaska. Se ha dado cumplida información de la tragedia, pero es informativamente más importante la manipulación de que Feijóo miente y que estaba dispuesto a conceder un indulto. Lástima que no tenga influencia en Roma para pedir, como decía Zapatero, una canonización exprés. Todo el mundo sabe que el amigo de Puigdemont, Junqueras y Otegi no es Sánchez sino Feijóo.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)