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Mentiras preelectorales, desde Bismarck a Tezanos
Pedro Sánchez ha sacado toda la artillería y los fuegos de artificio, como el viaje a Washington y la reunión –caída ahora del cielo o apañada– con Biden
Otto von Bismarck (1815-1898), casi tan prolífico como Churchill en frases ocurrentes o lapidarias, decía con retranca que «nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de las cacerías». El Canciller de Hierro, conservador donde los hubo, para contrarrestar el auge socialista, instauró entre 1883 y 1898 la primera Seguridad Social moderna. Fue el origen de todas las demás, incluida la centenaria española, en donde se acaba de convocar la primera huelga de su historia y que exige cita previa para cualquier trámite, por mucho que el inefable ministro José Luis Escrivá lo niegue, mientras queda la duda de si miente o es que se nubla, y además se encrespa, cuando la realidad no coincide con sus intereses y deseos.
José Félix Tezanos, presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), tiene mucho más temple y tablas que Escrivá para defender, sin sonrojo, sus profecías demoscópicas, en la inmensa mayoría de las ocasiones favorables al PSOE, su partido, y casi en las antípodas de todos sus colegas de profesión, algo que no solo no le hace cambiar de opinión, sino que parece darle ánimos para reafirmarse. Los últimos datos del CIS, se equivoque o no, intentan abrir la puerta de la incertidumbre en las elecciones autonómicas y municipales más allá de la corriente general –defendida por el resto de los gurús demoscópicos– de que los socialistas sufrirán un castigo en las urnas, aunque de distinta magnitud según territorios y ciudades.
Pedro Sánchez ha sacado toda la artillería y los fuegos de artificio, como el viaje a Washington y la reunión –caída ahora del cielo o apañada– con Biden. Hay nervios en todos los partidos, también en el PP de Feijóo, pero el que se pida el DNI para asistir a un mitin electoral –insólito– del presidente solo denota pánico al riesgo de un abucheo. El CIS, es obvio, forma parte de la estrategia del PSOE y lo que más sorprende de sus datos es que el cómputo de votos en toda España arroje una ventaja de más de cuatro puntos del PSOE sobre el PP. Si ocurriera, Feijóo tendría un futuro negro. Sólo Tezanos lo ha detectado y en la Moncloa quieren aprovecharlo para evitar que se cree la sensación de estar en vísperas de un vuelco electoral. El objetivo es centrar la atención donde más les convenga el 28-M, en los votos o en las Comunidades o Alcaldías que retiene el PSOE, mientras el Gobierno aprueba ayudas a diestro y siniestro y promete un futuro idílico, lo que quizá confirma que nunca se miente tanto como antes de unas elecciones, como apuntaba Bismarck.
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