Opinión

La Monarquía parlamentaria garantía de unidad y paz

El 19 de junio de 2014, Felipe VI juraba cumplir y hacer cumplir la Constitución como norma fundamental del Estado en su condición de Rey de España, sucediendo a su padre el Rey Don Juan Carlos

El 19 de junio de 2014, Felipe VI juraba cumplir y hacer cumplir la Constitución como norma fundamental del Estado en su condición de Rey de España, sucediendo a su padre el Rey Don Juan Carlos, que días antes había hecho pública su renuncia a la titularidad de la Corona y a la Jefatura del Estado. Es una fecha que ya está escrita en la Historia de España, y ese proceso sucesorio se desarrolló con plena normalidad institucional, política y social. El que esa normalidad fuera la nota dominante en esa sensible encrucijada de nuestra Historia tras 39 años de reinado de su padre –proclamado Rey como sucesor de Franco por las Cortes Españolas franquistas, y renovada su condición de Rey por la Constitución de 1978– , es el mejor aval a la fecunda misión de la Monarquía parlamentaria como «forma de Estado» en España. La Casa de Borbón es la dinastía reinante desde que al morir sin descendencia Carlos II de la Casa de Habsburgo, fuera proclamado Felipe V –nieto de Luis XIV como Rey de España en 1700. No fue aquella una sucesión pacífica, ya que provocó la guerra de Sucesión entre los partidarios de la Casa de Borbón y los de la Casa de Austria, que finalizará en 1714 con la derrota de bando de los «austracistas». Es indispensable conocer nuestra Historia, porque «todo pueblo que olvida la suya está condenado a repetirla» en sus mayores desatinos, y España tiene sobrada experiencia en esa materia. No estuvo exenta de sobresaltos y dificultades de variada índole y gravedad la larga vida de la Casa de Borbón reinante en España desde entonces, tras la Revolución francesa y la posterior invasión napoleónica, y la Revolución «gloriosa» de 1868 que derrocó a Isabel II. La Constitución de 1869 vetó a los Borbones, y trajo a Amadeo I de Saboya, que a los dos años, el 11 de febrero de 1873, renunciaba a la Corona ante la ingobernabilidad del país. El mismo día se proclamó la I República y su desastre duró hasta que el conservador Cánovas pactó con Sagasta la Restauración Borbónica en Alfonso XII, hijo de la reina derrocada. Le sucedería su hijo póstumo Alfonso XIII, derrocado a su vez el 14 de abril de 1931 con la II República que acabó con la guerra civil. Después del franquismo hace ya 49 años, tenemos paz y democracia con la Monarquía parlamentaria. Algunos émulos de los revolucionarios de 1789, amantes de la guillotina, pretenden someter a los españoles a repetir esta sangrienta historia. Queremos pensar que por ignorancia sectaria.