
El trípode
El ómnibus sanchista y Xi Jinping
La revalorización de las pensiones y las subvenciones al coste del transporte, son las que han causado más polémica por tratarse de medidas sociales que afectan a la vida diaria de millones de ciudadanos, y su no convalidación por el Congreso tiene un lógico impacto social.
El «ómnibus» sanchista está de palpitante actualidad por no haber sido convalidado por el Congreso, rechazado por los votos del PP, Vox y Junts, que suman 177, uno más de la mayoría absoluta entre los 137, 33 y 7 de los tres grupos parlamentarios respectivamente. El «ómnibus» en un Real Decreto Ley, cuya denominación ya da una idea de la absoluta diversidad de materias que contiene y que el sanchismo califica de «escudo social» mezclando «churras con merinas», es un auténtico «trágala» para la oposición. La revalorización de las pensiones y las subvenciones al coste del transporte, son las que han causado más polémica por tratarse de medidas sociales que afectan a la vida diaria de millones de ciudadanos, y su no convalidación por el Congreso tiene un lógico impacto social. Pero lo que ha creado el problema, es la voluntad del actual «objeto inútil» sanchista que está haciendo las funciones de un auténtico gobierno, y que al no poder aprobar leyes ni RDL, intentar aprobar otras disposiciones a la sombra de éstas, pero que no tienen ningún carácter ni social, ni «urgente y de extrema necesidad» como exige literalmente la Constitución para un Real Decreto Ley. Claro que sí que es de «urgente y extrema necesidad» para Sánchez poderle regalar un palacete en París a sus progresistas socios del PNV cuyos 5 votos le son imprescindibles para seguir residiendo en La Moncloa a expensas de los españoles. Igual que necesita de los 7 de Puigdemont, por lo que al sentirse éste reiteradamente engañado le ha dado un aviso a su ómnibus al no poder dárselo en una cuestión de confianza. Ahora Sánchezstein anuncia que va a buscar y sacar los votos hasta de «debajo de las piedras» para revalorizar las pensiones, cuando basta que lleve al Congreso un RDL con esa cuestión solamente para ser aprobada sin problema alguno. Pero lo cierto es que como carece de mayoría para gobernar, pretende hacerlo mediante engaños cuando ya todo el mundo le ha tomado la medida a sus mentiras.
Entre tanto, y mientras sigue buscando votos debajo de las piedras, ha pensado que quizás los encuentre en China –y de paso distraer al personal– y anuncia la búsqueda de una alianza con Xi Jinping para hacer frente a Trump y su internacional ultraderechista. Es apasionante esa eventual coalición progresista de Sánchez y Xi Jinping, que quizás es lo que indujo a Trump a situar a España en el grupo de los BRICS.
Entre el ómnibus y Xi Jinping, no es que España sea ingobernable, es que carece de gobierno.
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