El canto del cuco

Pendientes del Rey

El candidato del Partido Popular, aparte de ganar las elecciones, tiene garantizados 172 votos. Le faltan cuatro para la mayoría absoluta. No depende de partidos anticonstitucionales, ni de oscuras ofertas a cambio de votos

El mundo político mira estos días a La Zarzuela. El Rey ejerce su misión constitucional de proponer al Congreso de los Diputados, después de consultar a los distintos partidos, al encargado de formar Gobierno. Los principales argumentos para la elección del candidato son el resultado de las urnas y los apoyos con que presumiblemente cuenta para la investidura. Hasta ahora, en casi medio siglo de democracia, el designado ha sido siempre el que ha ganado las elecciones. Sólo en un caso, Mariano Rajoy rehusó el encargo por considerar que no contaba con los votos parlamentarios necesarios. No se espera que se rompa ahora esa consolidada costumbre, a pesar de la presión ejercida sobre el Monarca desde La Moncloa y su entorno. Así que lo más seguro es que Felipe VI encargará formar Gobierno al dirigente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que, además de las elecciones generales, con mayoría absoluta en el Senado, ganó poco antes de forma concluyente los comicios municipales y autonómicos. Más apoyo social, imposible.

Los que defienden la candidatura de Sánchez, actual presidente en funciones, aducen el argumento aritmético. Dicen que, como se vio en la elección de la Mesa del Congreso, tiene al alcance la mayoría absoluta de los votos. Puede ser, pero esto se parece a la cuenta de la vieja. Los mismos que han votado a favor de la candidata socialista para presidir el Congreso aseguran que su apoyo a la investidura del candidato socialista no es seguro. Está en el aire. Depende de lo que obtengan a cambio. Y piden cosas, como la amnistía, que, aparentemente, traspasan líneas rojas de la Constitución. Por si faltaba algo, los representantes de los partidos que garantizarían la investidura de Pedro Sánchez –Bildu, ERC, Junts…– ni siquiera acuden a La Zarzuela a exponer al Rey sus intenciones, porque no reconocen la autoridad regia y rechazan la Monarquía constitucional. ¿Deberá fiarse el Rey de las cuentas de Sánchez con un fugado de la Justicia? ¿Está obligado a aceptar las intenciones ocultas de los partidos antimonárquicos?

El candidato del Partido Popular, aparte de ganar las elecciones, tiene garantizados 172 votos. Le faltan cuatro para la mayoría absoluta. La está rozando. No depende de partidos anticonstitucionales, ni de oscuras ofertas a cambio de votos. Y conviene subrayar que esto no es una partitocracia. Ningún parlamentario está sometido a mandato imperativo. Cada uno ha de votar lo que considere que favorece el bien de la nación, después de escuchar las propuestas del candidato y el consiguiente debate. Eso no es transfuguismo, es la base de un buen sistema parlamentario.