Cuartel emocional
Momentos relajadamente inquietantes
Lo que viene molando es vivir del presupuesto, del gorroneo y de las prebendas, cada vez más exageradas del ministerio del ramo con la anuencia del resto del gobierno sanchista
He encontrado por casa, en mi almacén de papelería, una serie de cuadernos nuevos, sin estrenar de la marca Guerrero notebook que me vienen que ni pintiparados para llevar un diario, como cuando era pequeña, o un cuaderno de bitácora, como cuando era aprendiz de marinera, allá por mis dieciocho años. ¡Qué lejos queda todo, Señor! Aun así damos gracias de haberlo vivido, lo mismo que puedo rememorar ahora la pareja de guacamayos que tenía entonces en mi camarote comprados en Barranquilla, Felipe y Mari Pepa, como en la zarzuela La Revoltosa. Hoy, mucho más cerca que entonces, me acompaña Brisa, una cotorra que imita los sonidos del móvil e intenta entablar conversación, mientras intento dibujar unas líneas para mandar al periódico. También acompañan mi soledad sonora unas pequeñas ranas que saltan en su charco con una envidiable agilidad y con un croar incesante, sin que nada nos distraiga de las novedades, de las noticias que con cuentagotas vamos recibiendo a través de los tabloides pseudoperiodísticos, que dice Sánchez, al tiempo que también fluye como los chorros de una catarata el coladero de emigrantes por Barajas, que no sólo es Canarias quien recibe gentes en busca de acogida y de pan; también de una vida digna de la que carecen en sus países de origen. En este sentido, mira tú por dónde, las estadísticas nos cuentan que no hay operarios, ni administrativos, ni gentes que se pongan detrás de los mostradores o teléfonos de atención al cliente, ni ingenieros… Tampoco podemos ser tan optimistas pensando que los que cruzan desde África pueden enjugar estas carencias. Llegan con su móvil de última generación, eso sí, pero sin apenas hablar nuestro idioma, ni compartir hábitos sociales, ni preparación ni… Aquí gozamos de una importante caterva de vagos y aprovechateguis que quieren despidos desproporcionados con su situación de mierda, es decir, sin ahorros, sin piso en propiedad y con unos hijos que no han pedido venir al mundo, o sea, las gentes que defiende y tutela la vicepresidenta Yolanda Díaz, sin promover el curro, la excelencia y el esfuerzo por mejorar cada día en lo de cada uno. Lo que viene molando es vivir del presupuesto, del gorroneo y de las prebendas, cada vez más exageradas del ministerio del ramo con la anuencia del resto del gobierno sanchista. Qué más da, si todos se van de rositas siempre, hagan lo que hagan y delincan lo que delincan, trafiquen con influencias y prevariquen a gusto.
No podemos olvidar a un protagonista cuya permanencia tiene ya caducidad, el bueno de Biden, quien no ha sabido irse a tiempo y ha hecho el canelo hasta que la evidencia tuvo que echarlo de forma despiadada, y a una Kamala que no sabemos qué posibilidades podrá tener. Tan solo tenemos noticia de que la que pasta no le va a faltar: en el primer día ha recibido ya 90 millones del ala para gastar a gustito en su promoción y en su campaña. Otros hacemos la primitiva o los euromillones…
CODA. Se ha puesto de moda una “influencer” que emplea 4 horas en hacer un sándwich a su novio. Se llama Roro, debe ser Rocío Rodríguez, o así. Las feministas se escandalizan y la llaman esclava y sumisa. Hombre, yo la calificaría de tardona, porque esperar por un bocadillito tanto rato me parece excesivo. Será que va a buscar los productos a su origen…
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