Eleuteria
Plan maestro
La presunta estrategia ganadora de Trump se ha desvanecido en cuestión de días. A falta de fundamentos sólidos, lo que queda es propaganda política
La reciente guerra comercial desatada por Donald Trump ha provocado un desplome bursátil que ya acumula más de 10 billones de dólares en destrucción de riqueza financiera. Frente a este hecho inapelable, sus defensores esgrimen dos líneas argumentales: o bien la imposición arancelaria conducirá a una futura reindustrialización del país, o bien Trump logrará acuerdos de libre comercio más ventajosos para EEUU. Ambas tesis, aunque erradas a mi juicio, suenan al menos verosímiles dado que apelan a la prosperidad futura tras un coste presente. Dolor actual a cambio de ganancias futuras.
No obstante, lo que resulta intelectualmente inaceptable es la narrativa emergente en algunos círculos trumpistas según la cual el hundimiento bursátil no sólo no sería un problema (un dolor actual), sino parte de un supuesto plan maestro que ya estaría dando frutos. Según esta tesis, el derrumbe de la bolsa ha provocado una caída en el tipo de interés de la deuda pública estadounidense, abaratando así el coste de refinanciación del Tesoro. A juicio de sus promotores, el ahorro de gastos financieros del Tesoro –por importe de 100.000 o 200.000 millones de dólares– sería uno de los objetivos ocultos de ese plan maestro de Trump.
Pero esta argumentación es, sencillamente, un disparate económico. ¿Qué sentido tiene destruir 10 billones de dólares en capital financiero para ahorrar, en el mejor de los casos, 200.000 millones en intereses durante un par de años? El saldo neto de la operación sigue siendo abrumadoramente negativo.
Además, el colapso bursátil y la caída de materias primas reflejan la expectativa de una recesión en EE.UU. Si esta se materializa, los ingresos fiscales caerán y el gasto en prestaciones sociales aumentará, generando un agujero presupuestario que multiplicará cualquier supuesto ahorro en intereses.
Pero es que ni siquiera ese ahorro financiero está teniendo lugar. Tras un breve descenso inicial, el tipo de interés de la deuda pública estadounidense a diez años ha regresado a niveles anteriores al «Día de la Liberación». La presunta estrategia ganadora de Trump se ha desvanecido en cuestión de días. A falta de fundamentos sólidos, lo que queda es propaganda política para alimentar la ficción de que Trump siempre gana, incluso cuando la evidencia apunta a lo contrario.
Si, como ahora nos dicen los seguidores de Trump, los efectos de la política arancelaria deben evaluarse en el largo plazo, evitemos justificar a corto plazo lo injustificable. Hoy, los únicos frutos visibles del supuesto plan maestro son la incertidumbre institucional, la inestabilidad financiera y la pérdida masiva de riqueza. Nada que celebrar.