Al portador

La poeta, el miedo, tortilla de patata, Sánchez y Puigdemont

La «voz tan poderosa» del miedo avanza sobre una legislatura neonata más allá de los socialistas y llega hasta el PNV, nervioso ante la pujanza de Bildu y Otegi y también a los populares de Feijóo

Victoria León, poeta y traductora, premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado, escribe en su último y muy reciente libro, «Flores de fuego»: «qué voz tan poderosa la del miedo/sin apenas oírse nos doblega/(...)nos despoja de todo lo que somos,/volviéndonos feroces enemigos». La rapsoda sevillana se inspiró en la sinfonía Séptima de Mahler (1860-1911), aquel compositor que tanto gustaba a ese Alfonso Guerra que ha agotado las entradas para la presentación que hará Felipe González de su libro «La rosa y las espinas». Los dos socialistas españoles más notables y de más influencia desde la transición, esa otra generación de la que habla con torpeza la ministra Isabel Rodríguez, no comulgan con la baza de la amnistía que pretende jugar Pedro Sánchez. Es el miedo, el pavor a la pérdida de poder lo que «nos despoja de todo los que somos», repite la poeta, que quizá haya leído Guerra pero que, sin duda, no es aventurado pensar que es desconocida en la Moncloa y que tampoco es la lectura que se ha llevado, junto con su séquito, a Nueva York, el presidente en funciones.

La «voz tan poderosa» del miedo avanza sobre una legislatura neonata más allá de los socialistas y llega hasta el PNV, nervioso ante la pujanza de Bildu y Otegi y también a los populares de Feijóo, para quienes quizá la opción menos mala sea un Gobierno débil hasta el extremo de Sánchez. Puigdemont, en Waterloo, también teme, en su caso a lo indepes más radicales, los que no quieren ningún pacto, solo el desiderátum de la autodeterminación. Viajeros llegados desde la dacha belga del líder de Junts aseguran que el huido es «hiperimpresionable» y que tiene pánico a que la Asamblea Nacional Catalana, que preside Dolors Feliu, organice una campaña contra él que, además, insiste –farol o no– que no quiere la amnistía para él, sino para el resto procesados por el «procés». La negociación Sánchez-Puigdemont, con Yolanda Díaz de correveidile cada vez más nerviosa –el miedo a perder el poder–, parece complicarse, pero no deja de ser un clásico. Todo se enreda y se tensa hasta que, sobre el abismo, llega el acuerdo. El inefable Tezanos, tras encuestar a los españoles, concluye que un 70% prefieren la tortilla de patata con cebolla, frente a un 30% que optan por la que no tiene cebolla, sin que se sepa cómo les gusta a Sánchez y a Puigdemont. Quizá también por temor, el presidente del CIS no pregunta por la amnistía. «No es fácil despedirse de quien fuimos» reza otro verso, sobre uno del italiano Foscolo (1778-1827), de la poeta Victoria León.