Sin Perdón
La política de los frentes populares
«Se recurre al sectarismo y la radicalización en lugar de afrontar los problemas que provocan la desafección»
Las consecuencias de la estrategia de radicalización social que conocemos como frentes populares son siempre negativas. Es cierto que sus promotores pueden conseguir a corto plazo el resultado deseado, pero no hacen más que aplazar el problema. Por supuesto, estos frentes están llenos de radicales y antisistema que son muy peligrosos para la convivencia y la democracia. En muchos casos aparecen demagogos como Mélenchon que son el caballo de Troya, consciente o inconsciente, del comunismo que ha blanqueado la izquierda mediática y sus «compañeros de viaje» entre los intelectuales. Es algo que hemos visto en el siglo XX, pero que nos podemos remontar a la República romana para constatar la existencia de peligrosos populistas que basan su discurso en el odio. Otra muestra, además de la Unión Soviética y sus países satélites, la encontramos en la Revolución francesa y las monstruosidades que se cometieron al grito de «libertad, igualdad y fraternidad». Nunca he compartido la absurda idealización de este periodo, como sucede con otros en los que surgió lo peor del ser humano. Nada bueno se puede esperar de la izquierda radical, pero tampoco de la ultraderecha.
Encontramos, desgraciadamente, muchos ejemplos de extremismos políticos en la Francia de la libertad y la democracia desde el triunfo de la Revolución hasta nuestros días. Por supuesto, podemos acudir, en otro orden de cosas, a las barbaridades que cometieron las potencias europeas con sus imperios coloniales. Es bueno recalcar las diferencias notables con lo que hicieron España y Portugal, aunque se cometieran algunos excesos y errores. Hay que ignorar la idealización de la América precolombina, fruto de una ignorancia absoluta, o el disparate de la descolonización de los museos que promueve Urtasun, fruto de su inconsistente conocimiento de la Historia. Es algo que se resuelve leyendo. Europa tiene un grave problema con la radicalización de uno y otro signo como se ha comprobado en Francia, aunque se han realizado análisis estrambóticos. En lugar de afrontar los problemas que provocan la desafección, han preferido reeditar los frentes populares, en el caso francés como plataforma y en España con el sanchismo descalificando a todos aquellos que no aceptan sus políticas sectarias y sus cesiones al independentismo. La UE se ha quedado sin líderes que tengan la altura política y visión de futuro que tuvieron sus fundadores.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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